Reencontrar el placer con educación

 

Hablar de educación es un tema complejo, pero añadirle “sexual” detrás lleva no menos quebraderos de cabeza. La verdad es que estamos en una era extraña, a mí me lo parece. Queremos educar a nuestros hijos en todo, por el día de mañana (que tendríamos que ver realmente cuál es). Sin embargo nos asusta hablar de sexualidad casi tanto o más que de la muerte, el racismo o la indigencia.

Cuando hablamos de la necesidad de la educación sexual nos encontramos muchas opiniones y sobretodo mitos. Ahora me quiero centrar en uno de los pilares-mito: si el sexo es algo natural no hace falta ningún tipo de educación sexual. ¡ERROR!

La verdad es que años de reproducción humana sin clases nos han traído hasta aquí vivos, no podemos negar la evidencia. ¿Entonces cuál es el problema? Mi teoría es que la sociedad se ha ido desnaturalizando, es decir, a medida que hemos progresado tecnológica y alfabéticamente, hemos ido dejando atrás nuestra parte más animal, instintiva, de cuidado, etc., sumándole la lejanía de la persona de la naturaleza, de donde proviene, y dándole más importancia a la educación y el trabajo “de oficina”, para que nos entendamos.

Estamos a un nivel mental tan alto que hemos ido bloqueando la escucha del cuerpo a través de todo ello, además de las creencias, mitos y religiones. Eso no solo nos acarrea frustraciones en la sexualidad, además está la ansiedad, depresión, falta de comunicación y un largo etcétera de sinsabores por no saber gestionar bien la escucha del cuerpo, las emociones y las etapas de la vida. Así vemos como en una etapa hiper-tecnológica existen problemas de comunicación y relación con los demás. Es necesario y urgente buscar el equilibrio entre naturaleza y avance.

Para que la sexualidad funcione debemos conocer bien nuestro cuerpo, sensaciones, placer y dolor; también la relación de respeto con el otro, los límites; todo requiere de una introspección que hemos taponado con los siglos, diciéndole a nuestro cuerpo que era sucio y feo, que solo servía para procrear y trabajar, para producir. Como veis, todo va ligado, todo es un todo.

Necesitamos reaprender a escuchar el cuerpo, conocernos y conocer al otro, respetar, acariciar y abrazar; cuidarnos y cuidar las relaciones; saber qué queremos y qué nos gusta y disgusta. Eso pasa por desbloquearnos a través de las creencias y de los devastadores efectos de los bloqueos y traumas de nuestro cuerpo.

Por último, educación sexual no solo es contraceptivos y enfermedades, además debemos añadir la fisio-sexología y la psicobiologia, el afecto, las relaciones, el buentrato y la autoestima.

¿Crees que aún no es necesaria una buena educación sexual?

 

 

 

 

 

Júlia Beltrán

Psicóloga y Psicomotricista

Experta en Terapias Neurocientíficas

Colaboradora en OWL INSTITUTE. Institut Psicològic