Todos desearíamos que nuestros hijos estuvieran seguros de sí mismos, tolerasen mejor las críticas y tuvieran más iniciativa, en definitiva, que tuvieran mejor autoestima. Pero convertir este deseo en realidad no es fácil. Como padres podemos transmitirles actitudes y valores mejor que nadie y, además, aprenden observándonos e imitándonos en el día a día. En este artículo te daré algunas ideas que pueden ayudarte a conseguirlo.

· Caricias y abrazos: a veces parece que los hijos sean algo desagradecidos, pero muchas veces el niño no sabe todo el esfuerzo que los padres hacen por él. Es importante demostrarle tu afecto de la manera más sencilla y clara posible. Y sí, los niños mayores también necesitan caricias y abrazos.

· No le preguntes cómo ha ido el cole: es una buena iniciativa para mostrar interés por él, pero seguramente la respuesta es siempre la misma: “bien” o se encoge de hombros. Es una pregunta tan amplia que a veces les cuesta resumir todo lo que ha pasado durante el día o simplemente no quieren pensar en ello. Puedes intentar preguntarle algo más concreto: con quién ha jugado, qué es lo que más le ha gustado de la comida, etc

· Los elogios: con las prisas del día a día nos centramos demasiado en corregirles cuando hacen algo mal o van muy lentos. Si intentas centrarte en lo que hace bien, no sólo mejorará su autoestima sino que además es mas fácil que repita aquellas cosas por las que lo felicitas (y reduzca las conductas inapropiadas).

· No le retires la palabra: muchos niños creen que cuando se portan mal, sus padres dejan de quererlos. Asegúrate de que sepa que aunque estés enfadado con él y le riñas no has dejado de quererle.

· Deja que experimente: dar pequeñas responsabilidades hace que se sientan competentes y que vean que confías en él. La sobreprotección le transmite “Tú no puedes hacerlo solo”.

· Equivocarse no es malo: admitir que nos equivocamos y desdramatizar la situación hará que ellos también aprendan que un error no es tan grave. También les enseñamos que lo importante no es tener razón siempre, aceptará con más facilidad opiniones diferentes y perder en los juegos.

· Ser o estar: debemos cuidar el lenguaje. No es lo mismo que el niño haga algo malo o que sea un niño malo. Tampoco lo es ser despistado o estarlo.

· Evita las comparaciones: sobretodo con hermanos o compañeros. Cada niño es único y hacer comparaciones no les ayuda nada.

· Cuida tu propia autoestima: Es fundamental que nos cuidemos a nosotros mismos ya que los niños seguirán nuestro ejemplo. Así que te invito a aplicar también en ti mismo alguno de estos consejos.

Para acabar, ser padres es un aprendizaje y lo importante no es hacerlo todo bien, sino ganar consciencia de qué transmitimos a nuestros hijos.

 

 

Autora: Cristina Luque

Psicóloga infanto-juvenil

Colaboradora en OWL INSTITUTE. Institut Psicològic