TDAH y TEA ¿Qué son y por qué se confunden?

 

Mi hijo es muy movido y impulsivo, pero me dicen en el cole que puede ser TEA.

– Pues el mío se distrae fácilmente y no presta atención, pero me han dicho que es TDAH.

– No lo entiendo, ¿no sería al revés?

Seguro que muchas veces hemos oído hablar de estas siglas, el TDAH y el TEA, o como también pueden conocerse, la hiperactividad o el Asperger. Las palabras nos resuenan y tenemos una ligera idea de por dónde van los tiros, pero realmente nos cuesta entender qué es cada cosa y en qué puede afectar la vida de nuestros hijos/as.

Los actuales sistemas de clasificación diagnóstica de trastornos de la salud consideran que el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno del espectro autista (TEA) como diagnósticos separados, entidades distintas. Pero aunque sean dos trastornos distintos, los dos muestran muchas concordancias y pueden confundirse fácilmente .

Estos dos trastornos muestran varios puntos en común, no solo porque tengan una base genética, sino también porque provocan problemas de atención, hiperactividad, impulsividad y las alteraciones en las funciones ejecutivas, es decir, todo lo que tiene que ver con actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regular nuestro comportamiento según dónde nos encontremos.

Los niños afectados de uno y otro trastorno pueden invadir el espacio personal de otros, no leer las señales sociales y sufrir rabietas. De hecho, entre el 40 y el 60% de los niños con autismo son también diagnosticados de TDAH. Pero, aunque es posible que una persona con TDAH pueda tener TEA (y viceversa), es importante separar y distinguir los dos trastornos.

Pero entonces, ¿cómo podemos distinguir estos dos trastornos?

El TDAH se distingue por tres tipologías. La primera incluye niños que tienen dificultades para sostener o mantener la atención. El segundo incluye a niños que son hiperactivos e impulsivos, pero no tienen problemas para mantener la atención. El tercer grupo son los niños que tienen tanto problemas de atención como de hiperactividad e impulsividad.

Las personas con TEA tienen más dificultades en la interacción social y en las habilidades comunicativas, ya que no entienden bien lo que sucede en su entorno y tienden a malinterpretar o a comprender las cosas de forma literal. Esta faceta afecta también al lenguaje y a la comprensión de instrucciones o demandas.

Muchos especialistas consideran que el problema para diferenciar el trastorno por déficit de atención y el TEA leve (el conocido Asperger) surge en los primeros años, cuando el niño muestra dificultad para interpretar los sentimientos de los demás y, a veces, padece cierto problema para centrar su atención o demuestra conductas impulsivas o hiperactivas.

Hemos visto pues que hay muchas facetas o señales parecidas entre estos dos trastornos, pero es importante conseguir diferenciar estos dos síndromes para poder hacer un mayor trabajo terapéutico y entender mejor a nuestro hijo/a.

 

 

 

 

Víctor Carretero

Psicólogo y Psicoterapeuta

Experto en Terapias Neurocientíficas

Colaborador en OWL INSTITUTE. Institut Psicològic