Imagina por un momento que vuelves a ser pequeño, ¿cómo crees que te afectaría el abuso de las pantallas? Ahora piensa en tus hijos/as…

El abuso de las pantallas puede tener un impacto muy negativo en el desarrollo y el bienestar de los jóvenes y niños. El uso excesivo de dispositivos electrónicos como las «tablets» o los móviles puede alterar el funcionamiento mental y emocional de los niños expuestos.

Específicamente, algunas de las afectaciones son: generar trastornos del lenguaje en los más pequeños, aislamiento, falta de motivación con estímulos ajenos a las pantallas, dependencias, baja tolerancia a la frustración, cambios de humor, ansiedad o depresión, entre otros. Cada vez hay más colectivos de pediatras, logopedas y psicólogos que piden a las autoridades que hagan campañas para informar sobre los efectos de la sobreexposición de los niños a las pantallas.

Los niños que están sobreexpuestos a las pantallas pueden desarrollar una adicción real a estas. Las pantallas son totalmente adictivas y debemos tomar medidas al respecto. Su mal uso está creando una generación de niños y jóvenes que crecen con graves secuelas. Son niños que no pueden pasar tiempo sin ellas, y hacerlo les genera un malestar intenso, como cualquier persona dependiente de su dosis. Además, el abuso de las pantallas puede provocar comportamientos impulsivos, agresivos y dificultades para tomar decisiones acertadas. No son pocos los casos de jóvenes que insultan, amenazan o agreden a sus progenitores cuando estos les ponen límites en el uso de estas pantallas.

La Generalitat de Cataluña ha elaborado una guía para el uso de las tecnologías digitales en la infancia y juventud que recoge pautas que recopilan los expertos y que aquí queremos compartir.

Esta guía aconseja limitar el acceso a pantallas por horarios y edades en la infancia. Aquí tienes algunas de las recomendaciones de la guía:

  • 0-3 años: Limitar el acceso a pantallas al máximo posible.
  • 4-6 años: Exposición limitada (idealmente menos de media hora diaria) y siempre supervisado por un adulto.
  • 6-12 años: Incremento progresivo (hasta una hora diaria como máximo) y siempre supervisado por un adulto.

Algunas recomendaciones adicionales:

  • No se recomienda que tengan móvil propio antes de los 12 años.
  • Sigan las recomendaciones del código PEGI, que indica de manera confiable la idoneidad del contenido del juego según las edades.
  • Hagan que los hijos prioricen las tareas académicas y eviten que utilicen el móvil mientras las realizan.
  • Eviten que los dispositivos de toda la familia estén por defecto en los dormitorios.
  • Apuesten por las comidas sin pantallas para fomentar la comunicación familiar.

Es importante tener en cuenta que no solo son importantes las horas de uso de pantallas, sino también cómo perjudican el resto de actividades, la salud física y mental. Por lo tanto, es importante fomentar alternativas de ocio, como juegos al aire libre, lectura, juegos de mesa, actividad deportiva, salidas, encuentros con amigos y actividades en familia de todo tipo. Además, es relevante que los padres sean buenos modelos en el uso responsable de las pantallas.