Las personas tóxicas no existen

Todos conocemos el término «personas tóxicas», pero ¿y si en realidad no existieran ese tipo de personas?

Hace un tiempo me hice esta pregunta y llegué a una gran conclusión. Las personas tóxicas no existen, en realidad existen las relaciones tóxicas.

Permíteme que te lo explique con una metáfora química. El oxígeno es un gas que todos respiramos a diario para poder mantenernos vivos. En sí, no es tóxico, excepto en cantidades muy elevadas. Pero, ¿qué sucede cuando este oxígeno se encuentra con una llama? El resultado es una combustión.

Esto es lo mismo en el caso de las personas. Siempre hay un contexto, que es el marco en el que se establece esa relación. Una persona puede ser considerada como «tóxica», pero quizás en otro contexto o situación podríamos considerar que no lo es.

El hecho de desterrar el término «personas tóxicas» y empezar a hablar de «relaciones tóxicas» nos permite ir más allá y ampliar nuestra mirada. Ya no ponemos toda la culpa o responsabilidad en un único individuo, sino en el conjunto global que es la relación.

También, cuando hablamos de personas tóxicas, estamos usando etiquetas que facilitan un juicio gratuito sin detenernos a pensar en la complejidad que hay detrás de ese individuo o de esa relación. Porque la gran mayoría de las mal llamadas «personas tóxicas» suelen ser gente que acumula heridas del tipo emocional.

Muchas de estas heridas y necesidades no cubiertas provienen de la infancia, y como adultos generan patrones que no facilitan que el individuo pueda pasar página. Estos elementos hacen que cuando esta persona se encuentra con otra que también arrastra su propia mochila emocional, entonces es cuando se genera una reacción química que puede ser explosiva. De ahí el surgimiento de las relaciones tóxicas. Por lo tanto, antes de juzgar a los demás, primero explorar qué puede haber en esa persona y también qué es lo que tú tienes en tu interior.

No se trata de justificar los comportamientos nocivos o las conductas que generan violencia o dolor, sino de ir más allá y entender que si queremos sentirnos en paz, debemos hacer primero un trabajo interior para luego establecer los límites correspondientes. Solo así superaremos el tópico de «las personas tóxicas» o la rápida respuesta de: «son los demás los que tienen que cambiar, no yo».

 

Dr. Oriol Lugo
Psicólogo y Coach
Experto en Terapias Neurocientíficas
Co-director de OWL INSTITUT. Institut Psicològic

¿Te conoces a ti mismo/a?

El famoso aforismo griego “conócete a ti mismo” inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, nunca está desfasado.

A medida que pasan los años, uno mismo piensa que cada vez se conoce más. Pero, ¿realmente esto es así? Tener más años no equivale a ser más sabio. Cuánta gente mayor conoces que sigue con impulsividad, rigidez o con la poca reflexión que un adolescente. También sucede al contrario, hay gente muy joven con una gran madurez.

Pero sí que hay un elemento en común que comparten tanto el sabio anciano como el sabio joven, han mirado adentro de sí mismos.

Conocerse a uno mismo es un trabajo personal. Cómo quién va al gimnasio cada semana y desarrolla bíceps, tríceps y gemelos. Es comparable a zambullirse en las profundidades de la propia persona.

Muchas veces son las experiencias vividas las que hacen que te formules preguntas poderosas que te aportan luz sobre quién eres. Pero, ¿todo se resume a simplemente vivir y reunir vivencias?

No. Hay una alternativa, aunque quizás no te apetecerá o se te hará pesada.

Es como si quisieras aprender un idioma. Nos llama mucho la atención el hecho de disponer de un móvil capaz de hacer de traductor pero, se hace necesaria la práctica.

En el caso del proceso de autodescubrimiento, lo podemos conseguir a base de ir respondiéndonos preguntas que se enfocan hacia nuestras entrañas.

A continuación, te compartiré algunas, la idea es que las puedas ir respondiendo de forma frecuente. Si te las miras de vez en cuando te darás cuenta que las respuestas no siempre serán iguales. Esto es una señal de que estás cambiando y que te vas conociendo cada vez más.

Aquí tengo algunas propuestas de preguntas poderosas que facilitarán tu auto conocimiento:

¿Qué te hace sentir auténtico y lleno de vida?
¿Cuáles son tus pasiones más profundas y cómo las puedes integrar en tu vida diaria?
¿Cuáles son tus valores fundamentales y cómo los manifiestas en tus acciones?
¿Cuáles son tus miedos más grandes y cómo te limitan en tu vida?
¿Cuáles son tus creencias limitadoras y cómo te podrían estar reteniendo?
¿Cuáles son tus puntos fuertes y cómo los puedes utilizar para crecer y lograr tus objetivos?
¿Cuáles son tus puntos débiles y cómo puedes trabajar para superarlos?
¿Qué te motiva realmente en la vida y cómo puedes mantenerte centrado en esta motivación?
¿Cuáles son tus sueños y cómo puedes empezar a trabajar en su consecución?
¿Qué te hace sentir agradecido y cómo puedes practicar la gratitud diariamente para aportar más felicidad en tu vida?

Si te has atrevido a responderlas, puedo decir que eres un valiente, y además, que eres algo más sabio.

 

Dr. Oriol Lugo
Psicólogo y Coach
Experto en Terapias Neurocientíficas
Co-director de OWL INSTITUT. Institut Psicològic

Algún día…

La expresión «algún día…» es una de las más utilizadas, pero ¿sabes cuál es su auténtico significado?

Seguro que has escuchado más de una vez expresiones como: «algún día tenemos que tomar un café»; «algún día iremos…»; «algún día nos apuntaremos…».

Su significado real es: nunca. Sí, lo has leído bien. Cuando utilizamos esta forma de expresarnos, el mensaje subyacente es que nunca se llevará a cabo esa acción. Es una forma de hablar que nos permite posponer las decisiones para evitar comprometernos realmente. Es una manera de salir del paso y decir que sí cuando en realidad no hay una verdadera intención de pasar a la acción.

Imaginemos que vas por la calle y te encuentras con un antiguo compañero de estudios o trabajo, y se dicen: «un día de estos tenemos que quedar y hacer un almuerzo». ¿Cuál es el mensaje auténtico? La realidad es que ambos lleváis vuestras propias vidas. Tal vez haya un sentimiento de afecto hacia el otro, pero no hay una iniciativa real de cumplir con ese plan. La alternativa a esta situación, si realmente hubiera un deseo sincero, sería: «te propongo el próximo sábado al mediodía ir a comer a tal restaurante…». Aquí sí hay un plan sincero para poder encontrarse. Y esto sucede con muchos aspectos de nuestra vida.

Vamos posponiendo todos los planes, viajes, aficiones, experiencias, porque pensamos que siempre habrá tiempo. Pero, ¿qué pasa cuando descubrimos que el tiempo no es más que una ficción? Cuando decimos que aún hay tiempo, ¿qué certeza tenemos?

Si hay un gran aprendizaje que he extraído después de la pandemia es que en términos de vida y salud no hay nada seguro. Ahora puedes disfrutar de un buen estado físico y de muy buena salud, pero no sabes si dentro de un tiempo seguirás en la misma condición.

Ahora, imagina que siempre has dicho que «algún día» harás ese viaje que tanto ilusión te hace. ¿Qué pasaría si el próximo año no te encuentras en forma o si acabas sufriendo alguna enfermedad? Es posible que termines perdiendo esa experiencia. Solo tenemos seguro el momento presente. Entonces, ¿por qué no empezamos a cambiar las expresiones «algún día…» por poner fechas con días y meses concretos? Cuando se tiene una fecha, hay un compromiso. Es posible que la fecha se pueda mover y adaptar. En la vida siempre hay cambios, pero al menos hay una intención firme de seguir con lo que se ha planteado. No es solo un deseo, es una idea que se está materializando. Y a medida que vas viviendo experiencias te das cuenta de todo lo que podrías haber hecho y no hiciste. Pero nunca es tarde, así que si estás leyendo este texto es porque tal vez necesitas eliminar de tu diccionario personal esa expresión.

Porque tal como decía el cantante Pau Donés: «VIVIR ES URGENTE«.

 

Dr. Oriol Lugo
Psicólogo y Coach
Experto en Terapias Neurocientíficas
Co-director de OWL INSTITUT. Institut Psicològic

8 de Marzo: Día Internacional de la Mujer

El Día Internacional de la Mujer, celebrado el 8 de marzo de cada año, es una oportunidad para reflexionar sobre el papel de las mujeres en la sociedad y abogar por la igualdad de género en todas las áreas de la vida.

Desde la psicología, se ha estudiado en profundidad la discriminación y el sexismo, así como las dificultades específicas que enfrentan las mujeres en diferentes contextos sociales, culturales y económicos.

Es por este motivo que hoy es un día para la reflexión, pero también para la acción.

En primer lugar, la psicología ha evidenciado la importancia de la autoestima y la autoeficacia para las mujeres, especialmente en contextos en los que se ven expuestas a la discriminación y el acoso sexual.

Estas experiencias pueden tener un impacto negativo en la salud mental y emocional de las mujeres. Se conoce que las heridas emocionales o los traumas pueden arrastrarse y dejar secuelas para toda la vida.

Se hace fundamental fortalecer la confianza en sí mismas y su capacidad para afrontar situaciones difíciles. El refuerzo de la confianza es un pilar que debe empezar desde la infancia.

Por otro lado, la psicología también ha abordado la necesidad de promover una educación no sexista, que permita a las mujeres desarrollar su potencial y habilidades sin limitaciones de género.

Existen en la actualidad muchos prejuicios y creencias limitantes que están presentes en la cultura (películas, series, música…). Es por este motivo que se hace vital seguir trabajando en esta línea.

En este sentido, se han realizado estudios sobre la influencia de los estereotipos de género en el rendimiento académico de las mujeres y se han propuesto estrategias para fomentar una educación igualitaria y libre de prejuicios.

La mujeres deberían poder ser animadas a estudiar toda clase de carreras y líneas diversas de estudios, sin limitar sus potencialidades.

Asimismo, la psicología ha estudiado la violencia de género como un problema social y de salud pública, con el objetivo de prevenir y tratar la violencia contra las mujeres. Se han desarrollado intervenciones para empoderar a las mujeres víctimas de violencia y promover relaciones de pareja saludables y libres de violencia.

Las relaciones tóxicas o donde se aprecian signos de violencia (sea del tipo que sea) son una fuente que puede perpetuar unas dinámicas perjudiciales para la salud mental.

En definitiva, el Día Internacional de la Mujer es una oportunidad para reflexionar sobre los avances y retos pendientes en la lucha por la igualdad de género.

Desde la psicología, se ha trabajado en la identificación y abordaje de los problemas específicos que afectan a las mujeres, y se han propuesto soluciones para promover una sociedad más justa e igualitaria.

Y tú, ¿cómo vas a celebrar el día de hoy?

Madres, padres… ¡dejaros cuidar!

Cuidar la salud mental de nuestros hijos/as es una responsabilidad indispensable para garantizar su bienestar y desarrollo emocional. La salud mental influye en la forma en que nos relacionamos con el mundo que nos rodea, en nuestras emociones y en la forma en que nos percibimos a nosotros mismos.

Sin embargo, a menudo olvidamos que las madres y padres también necesitan cuidar su salud mental. Ser padre o madre es una tarea compleja que conlleva muchos retos y responsabilidades, y es importante que tengamos en cuenta que también necesitamos tiempo para nosotros mismos para mantener una salud mental equilibrada.

Desafortunadamente, a menudo la salud mental de las madres y padres es descuidada en la sociedad, y se asume que deben ser siempre fuertes y tenerlo todo bajo control. Esto puede conducir a una sobrecarga emocional, y a largo plazo, a problemas de salud mental.

Por eso, es importante que tengamos conciencia de la importancia de cuidar la salud mental de las madres y padres, y que ofrezcamos apoyo para ayudarlos en esta tarea. La salud mental no puede esperar, y es importante que todos/as tomemos las medidas necesarias para mantenerla en buen estado.

¿Por qué hay personas que encadenan relaciones constantemente?

Todos conocemos alguna persona que, al terminar una relación, busca inmediatamente estar en otra sin pasar por lo que llamaríamos el duelo. O incluso parejas en las que la relación se ve muy desigual, uno lo tiene idealizado y el otro tiene una actitud que podríamos considerar pasota.

Las películas de género romántico o algunas de las canciones pop más famosas han hecho que muchas personas fantaseen con una idea del amor que no corresponde a la realidad. Ni si quiera es un amor sano. Me refiero a aquellas ideas donde el amor todo lo puede, donde hay que estar siempre disponible para el otro. “Si tú me dices ven, lo dejo todo”. Hay incluso escenas en las que una persona tiene un problema y la pareja sabe, sin necesidad de que el otro lo comunique, que tiene que ir a buscarla y llevarla a un lugar especial. ¿Os suena de lo que hablo?

Bien, pues no. El amor real no es así.

Hay personas, que debido a esa falsa creencia de lo que es el amor, unida a una baja autoestima y una necesidad de tener afecto acaban desarrollando un patrón que les hace relacionarse de forma dependiente. En ese estar presente en todo momento, cubrir todas las necesidades, comprobar que la relación constantemente esté en un buen punto buscan cubrir sus necesidades frustradas. Estas personas buscan parejas que sean todo lo contrario a lo que ellos son, es decir, que gocen de una alta autoestima, que se muestren seguras de sí mismas, independientes y con un buen autoconcepto.

Por más que lo intenten y hagan todo lo necesario para conseguirlo, esas necesidades nunca son cubiertas ya que las expectativas que tienen hacia lo que significa ser feliz y el amor no se cumplen.

¿Y qué pasa con la pareja?

A menudo, al principio todo va bien. La persona dependiente idealiza al otro y el otro siente como su pareja le cuida, le alaba y le necesita. Pero entonces el dependiente desarrolla comportamientos basados en comprobar de forma constante que la relación se encuentra en un buen punto ya que está dispuesto a hacer cualquier cosa para mantener la relación. La pareja decide no continuar, fruto de la inseguridad, la indefensión, la necesidad de ser cuidado de forma desmedida y ser siempre el centro de atención. Bajo esta circunstancia la persona dependiente sentirá algo parecido a un síndrome de abstinencia vinculado a los recuerdos de la relación y la falta de sentido que le encuentra ahora a la vida sin estar emparejado. Por ello, con toda probabilidad acabará encadenando relaciones para no verse solo.

¿Como evitarlo?

Para evitar caer en la dependencia emocional o romper este patrón es necesario que tengamos un buen conocimiento de nosotros mismos. Saber lo que uno quiere y lo que no, nos va a ayudar a ser asertivos y poner límites ante aquellas situaciones, conductas o palabras que nos produzcan malestar. El amor hacia uno mismo se vuelve un pilar fundamental también para evitar la dependencia emocional ya que nos ayuda a tener relaciones sanas. La comunicación es una pieza clave en cualquier relación, sea del tipo que sea. Si necesito algo de mi pareja o amig@, ¿por qué no pedirlo?

 

 

Alba Lavandero
Psicóloga General Sanitaria
Miembro del equipo OWL INSTITUTE. Institut Psicològic

El Trastorno Dismórfico Corporal (TDC)

El trastorno psicopatológico con la tasa de suicidios más elevada y del que no habías sentido hablar.

Ya sea por encima o en detalle, la mayoría de nosotros ha oido hablar alguna vez sobre trastornos como el TOC (trastorno obsesivo compulsivo), la anorexia o la bulimia. El conocimiento de la población general sobre estas enfermedades puede ser más o menos preciso pero gran parte conoce su existencia y sabe enumerar alguna de sus características principales. Desgraciadamente, este no es el caso de la dismorfia corporal.

La dismorfia corporal, es un trastorno de la imagen corporal que empuja a las personas que lo sufren a perseguir la perfección a nivel físico y que se caracteriza por los siguientes elementos:

  • La persona que lo sufre es incapaz de dejar de pensar en algún defecto percibido de su apariencia.
  • Para sobrellevarlo, a menudo realiza comportamientos repetitivos como mirarse al espejo, arreglarse en exceso o tocar la zona conflictiva, o pensamientos repetitivos como comparar el propio aspecto al del resto.
  • A pesar de que para los otros este defecto parezca menor o incluso imperceptible, quién lo sufre se siente profundamente avergonzado y el nivel de ansiedad y de sufrimiento emocional es tal, que a menudo acaba repercutiendo en su vida diaria.

Se trata de un trastorno que afecta entre el 2% y el 3% de la población, y que se suele iniciar durante la adolescencia, siendo ligeramente más frecuente en mujeres. Aun así, a pesar de tener trazas parecidas o superiores a algunos de los trastornos más populares (como los mencionados anteriormente), se trata de una condición mayoritariamente desconocida, lo cual dificulta su
detección y posterior tratamiento. Algunas de las señales que nos pueden ayudar a identificar que alguien está sufriendo dismorfia corporal son las siguientes:

  • Percibir un defecto que piensas que te hace feo o deforme.
  • Creer que el resto se fijan en tu apariencia de manera negativa o la juzgan.
  • Ocultar el defecto percibido mediante maquillaje, ropa, depilación, bronceado…
  • Mirarse repetidamente al espejo (o evitarlo), arreglarse o tocar la zona en cuestión.
  • Evitar situaciones sociales.
  • Comparar constantemente tu apariencia con la del resto.
  • Buscar aprobación sobre el defecto por parte de la gente, preguntar qué piensan.
  • Someterse a procedimientos estéticos o tratamientos con poca satisfacción.
  • Presentar síntomas de ansiedad y/o depresión o ideación suicida.

Puede pasar que la persona afectada ponga el foco en más de una parte del cuerpo o que la característica física en la que se enfoca cambie con el tiempo. Las más comunes son:

  • Cara (nariz, cutis, acné, arrugas…) y/o cabello (debilitamiento, calvicie…).
  • Tamaño del pecho o apariencia de los genitales.
  • Piel: venas, estrías, apariencia…
  • Tamaño y tono muscular: preocupación por que la constitución sea demasiado pequeña o insuficientemente musculosa. Se da mayoritariamente en hombres.

A pesar de ser uno de los trastornos más desconocidos, la dismorfia corporal tiene la tasa de suicidio más alta de todos los trastornos psiquiátricos. Consultar a un profesional de la salud mental es de vital importancia puesto que se trata de un trastorno que a menudo viene acompañado otras enfermedades mentales y que si no se trata, suele empeorar con el tiempo.

Conocer esta enfermedad, saber que existe, es crucial para identificarla a tiempo e intentar evitar o rebajar en el mínimo las consecuencias negativas que puede llegar a tener para la persona que la sufre, tanto a nivel mental como físico.

Lo que no se conoce, no existe y está en manos de todos hacerlo visible.

 

Maria Pellicer
Psicóloga

Colaboradora en OWL INSTITUTE. Institut Psicològic

 

Fuentes:

Phillips, K. A. & Stein, D. J. (2022, 18 noviembre). Trastorno dismórfico corporal. Manual MSD versión para público general. https://www.msdmanuals.com/es/hogar/trastornos-de-la-salud-mental/trastorno-obsesivo-co mpulsivo-y-trastornos-relacionados/trastorno-dism%C3%B3rfico-corporal

Sequera, D. (2021, 17 mayo). Trastorno dismórfico corporal: criterios del DSM-5 y características clínicas. Instituto de Psicofarmacología. https://psicofarmacologia.com/trastorno-obsesivo-compulsivo/trastorno-dismorfico-corporal-criterios-del-dsm-5-y-caracteristicas-clinicas

Trastorno dismórfico corporal – Síntomas y causas – Mayo Clinic. (2022, 18 mayo). https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/body-dysmorphic-disorder/symptomscauses/syc-20353938

Duelo y Neurociencias

Todos/as hemos perdido a un ser querido o en algún momento pasaremos por esta experiencia. Es ley de vida pero, ¿sabemos qué implica un duelo? ¿Cómo podemos superarlo? ¿Cómo afecta a nuestro cerebro?

El duelo es una reacción normal de nuestro organismo para poder procesar una pérdida. Supone un proceso que quiere transitar por una serie de emociones, que pueden ser categorizadas como negativas y así poder llegar a adaptarse a la nueva situación.

Las fases del duelo según la psiquiatra Kubler Ross son:

  • Negación.
  • Ira
  • Negociación.
  • Depresión.
  • Aceptación.

Según el DSM – V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), el trastorno de duelo complejo o complicado persistente se diagnostica sólo si después de 12 meses desde la muerte de alguien con quien el doliente tenía una relación cercan se detectan toda una serie de elementos que denotan que el duelo no se ha resuelto.

Se estima que la prevalencia del duelo complejo es de 2,4-4,8 %. El duelo complicado o complejo es más frecuente en las mujeres.

Desde la muerte, al menos uno de los siguientes síntomas está presente en la mayor parte de los días y persiste durante 12 meses en el caso de los adultos en duelo y 6 meses para niños en duelo:

  • Anhelo/añoranza persistente del fallecido. En niños pequeños , la añoranza puede manifestarse mediante el juego y la conducta,, incluyendo comportamientos que reflejan la separación y también el reencuentro con un cuidador u otra figura de apego.
  • Pena y malestar emocional que sea intenso en respuesta a la muerte.
  • Preocupación en relación a la persona que ha fallecido.
  • Preocupación acerca de los acontecimientos de la muerte.

En los niños, esta preocupación con el fallecido puede expresarse a través de los contenidos del juego y del comportamiento, y puede extenderse a una preocupación por la posible muerte de otras personas cercanas.

Otros elementos a tener en cuenta pueden ser:

  • Malestar reactivo a la pérdida.
  • Alteraciones sociales.
  • Alteraciones en la identidad.

También hay que considerar: la relación con la persona, la edad, el vínculo, el nivel de madurez, las circunstancias de la situación, si la muerte fue súbita o traumática.

En el proceso de duelo puede ayudar el poder despedirse de la persona, el visualizar el cuerpo en el tanatorio/funeral, conocer las circunstancias, el poder expresar las emociones, el iniciar un acompañamiento psicoterapéutico, generar una red de apoyo, poder reducir demandas o delegar necesidades, normalizar emociones y conductas propias del duelo, poder hablar del fallecido y de los recuerdos con normalidad.

Algunas personas pueden desarrollar sentimientos de tristeza y síntomas patológicos como parte de la reacción al duelo.. En las personas que atraviesan un duelo complicado, los síntomas persisten o, con el tiempo, incluso pueden llegar a empeorar (como si estuvieran en un estado constante de duelo).

La duración y expresión del duelo normal varía mucho de una persona a otra y puede durar de dos meses a dos años. Sin embargo, hay que estar atento por si se muestran ciertos síntomas que puedan indicarnos que no estamos ante una reacción de duelo sano.

Algunos indicadores son:

  • Tener sentimientos prolongados o reiterados e intensos de culpa por cosas que hemos hecho o dejado de hacer, con o por la persona querida.
  • Pensamientos recurrentes de que es el doliente el que debería haber muerto en vez de la persona querida (sustitución con la persona fallecida).
  • Preocupación obsesiva acerca de no ser capaz de rehacer la vida, acompañada de un sentimiento de inutilidad (dificultad en la adaptación a la nueva normalidad).
  • Enlentecimiento psicomotor acusado.
  • Deterioro funcional acusado y prolongado, es decir, no poder desenvolverse de forma ágil en las actividades de la vida cotidiana.
  • Experiencias alucinatorias distintas a las de escuchar la voz o ver la imagen fugaz de la persona fallecida, que estas sí pueden ser normales en un proceso de duelo.
  • Aparición de mecanismos de defensa, como la negación de la muerte del ser querido o el desplazamiento de los afectos a otras cosas e incluso animales.

El estrés por la pérdida puede afectar a nuestro cerebro y se activa la respuesta de lucha o huida. Se pueden generar estados de confusión o de desorientación, que son respuestas disociativas al dolor emocional.

El duelo puede reforzar el cableado cerebral que bloquea al cerebro en una respuesta de estrés permanente, según la Dra. Lisa M.Shulman (profesora de neurología de la Universidad de Maryland). Para promover una reconexión saludable, las personas necesitan fortalecer las partes del cerebro que pueden regular esa respuesta. Eso puede implicar «toda una serie de prácticas creativas y contemplativas», desde la pintura hasta la meditación o las expresiones de fe. También puede ayudar el escribir un diario o hacer deporte.

Las áreas cerebrales que parecen estar implicadas en ambos son la amígdala, la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal medial. Cabe destacar que el núcleo accumbens, que forma parte del circuito de recompensa del cerebro, parece estar también implicado en el duelo complicado.También es importante destacar el núcleo accumbens, que forma parte del circuito de recompensa del cerebro, parece estar también implicado en el duelo complicado.

Si estás pasando por un duelo, es el momento de pedir ayuda.

 

Dr. Oriol Lugo
Psicólogo y Coach
Experto en Terapias Neurocientíficas
Co-director de OWL INSTITUT. Institut Psicològic

Vacío emocional: ¿qué es y cómo se siente?

Ahora que nos acercamos a Navidad, es muy frecuente que nos encontremos con personas que sufren del llamado vacío emocional. Podríamos definir éste como un sentimiento y sensación corporal de tensión interna, malestar y/o conflicto. Las personas que lo viven suelen usar expresionesdel estilo:

  • Tengo la sensación de que me falta algo”.
  • «Es un sentimiento interno de conflicto«.
  • Como un agujero que debo llenar”.

El resultado es que la persona acaba originando conductas para compensar estas sensaciones o sentimientos. Por ejemplo, hay gente que para suplir el vacío emocional come en exceso; otros se vierten en las compras, sean tradicionales o online; algunos buscan relaciones que no son del todo sanas; e incluso hay personas que pueden llegar a generar adicciones a sustancias por no sufrir dicho vacío.

El vacío emocional puede llevar a una falta de motivación y a una apatía que se alargue en el tiempo. Además, hay personas que con las conductas compensatorias pueden llegar a tener problemas más graves, como el desarrollo de una adición.

Pero, ¿qué hay detrás de ese vacío emocional?

Hay algo que no estamos escuchando o que no hemos resuelto todavía. Algunos ejemplos podrían ser:

  • Dudas que no han sido resueltas
  • Temas inconclusos
  • Conflictos con uno mismo
  • Conflictos con los demás (elementos externos)
  • Sentimientos de culpa
  • Autodefensa o negación
  • Falta de reconocimiento de las emociones

La forma de poder superar el vacío emocional es empezando por hacer un ejercicio de escucha interna y de sinceridad con uno mismo/a. ¿Qué hay dentro de mí a lo que no estoy prestando atención?

A partir de ahí podrás descubrir qué sientes y piensas respecto al asunto o a las circunstancias que estás viviendo. También puedes contar con la ayuda de un profesional que facilite este acompañamiento.

Una vez se entiende el mensaje oculto, es el momento de poder comprender su función y encauzarlo todo hacia una resolución que sea funcional para la persona y/o para su entorno. Por eso es necesario que haya también aceptación con uno mismo y con los sucesos; fijarse objetivos que estén alineados con los valores personales; actuar aunque tengamos miedo de cambiar…

Porque nunca es tarde para poder trabajar con nuestros vacíos emocionales.

 

Dr. Oriol Lugo
Psicólogo y Coach

Co-director de OWL INSTITUTE. Institut Psicològic
Experto en Terapias Neurocientíficas

La depresión y ansiedad en el autismo

Aprovechando que el pasado mes de Octubre fue el mes de la salud mental, conviene visibilizar el sufrimiento que las personas con autismo pueden llegar a padecer.

Según datos de la OMS, un 5% de las personas adultas padecen depresión. En las personas con autismo, el porcentaje es mayor, según datos de la Asociación Americana de Psiquiatría, entre un 2 y un 47% de las personas con autismo han presentado depresión, y entre un 2 y un 54% han presentado trastornos por ansiedad.

Las personas con autismo presentan más riesgo a padecer estos trastornos por las dificultades de adaptación y de ajuste con el entorno. Los problemas con la comunicación, como pedir ayuda, hacer amistades, o redes de contacto, y la tendencia a actuar de forma ritualizada, hacen que las personas con autismo tengan menos recursos a la hora de solventar situaciones complejas, y que se vean superadas por ello.

Ante esto, es importante ofrecer un espacio de apoyo y de seguridad claros para las personas con autismo, haciendo explícitos que pueden buscar ayuda a otra persona cercana o a un profesional.

Los profesionales de la salud mental pueden ofrecer nuevas estrategias o herramientas para ayudar a gestionar la depresión o la ansiedad, como son trabajar las habilidades de comunicación, la relajación, o la aceptación de sí mismo.

 

Adrià Tàpia
Psicólogo General Sanitario
Col·laborador en OWL INSTITUTE. Institut Psicológic

Comentarios y opiniones
    Privacy Settings
    We use cookies to enhance your experience while using our website. If you are using our Services via a browser you can restrict, block or remove cookies through your web browser settings. We also use content and scripts from third parties that may use tracking technologies. You can selectively provide your consent below to allow such third party embeds. For complete information about the cookies we use, data we collect and how we process them, please check our Privacy Policy
    Youtube
    Consent to display content from Youtube
    Vimeo
    Consent to display content from Vimeo
    Google Maps
    Consent to display content from Google