Servicio: personas de apoyo emocional

Las «Personas de apoyo emocional» (PAE), también conocidas como «Personas de soporte emocional» o «Personas de acompañamiento emocional», son profesionales en el ámbito de la Psicología, que, sin hacer un proceso psicoterapéutico, brindan un servicio de apoyo o soporte en momentos específicos o situaciones muy concretas de gran intensidad emocional para el cliente. Prestan un servicio de contención emocional y ofrecen acompañamiento en toda clase de momentos difíciles.

Son psicólogos/as y/o psicoterapeutas que pueden hacerte compañía en eventualidades de gran impacto emocional como:

  • Funerales o visitas a tanatorios.
  • Despidos o amonestaciones en el ámbito laboral.
  • Visitas médicas, de urgencias y/o preoperatorios/postoperatorios.
  • Situaciones de ruptura sentimental con la pareja.
  • Conflictos familiares o rupturas de vínculos.
  • Firmas con bancos o con agentes inmobiliarios y/o momentos de toma de decisiones difíciles.
  • Citaciones judiciales o encuentros con abogados/as.
  • Muertes de mascotas.
  • Accidentes o pérdidas materiales graves.
  • Rehabilitaciones físicas.
  • Conferencias o discursos en actos públicos.
  • Momentos de crisis y/o soledad.
  • Espacios o acciones que puedan causar fobia/temores.

Y estos profesionales brindan los siguientes apoyos:

  • Reconfortar a nivel emocional con su presencia compasiva.
  • Practicar una escucha activa sin juicio ni valoraciones.
  • Hacer una contención emocional en todo momento.
  • Dar consejo/ orientación en el ámbito emocional.
  • Facilitar pautas de relajación o de auto regulación emocional.
  • Aplicar herramientas de solución de problemas.
  • Enseñar técnicas de mindfulness o de atención plena.
  • Hacer uso de técnicas para el cambio de pensamientos.
  • Sostener a la persona a nivel general en los picos de mayor estrés.

Es un servicio de horas y días concretos que facilita que el cliente pueda sentirse apoyado en ese momento de necesidad. Además, el/la profesional se desplaza al lugar específico donde el cliente necesita más ese apoyo o soporte emocional como por ejemplo:

  • Oficinas o espacios de trabajo.
  • Residencias o centros de día.
  • Hogar del cliente.
  • Tanatorios y funerarias.
  • Centros de rehabilitación.
  • Entidades bancarias.

Para más información, no dudes en contactar con nosotros mandando un correo electrónico a info@owlpsicologia.com o llamando/mandando un Whatsapp al 644 84 88 74.

Vacaciones y niños con Autismo: cómo adaptarlas a ellos

Las vacaciones han llegado para nuestros hijos, pero eso no quita que estos meses puedan ser difíciles para los niños y las niñas con autismo.

El cambio de rutinas, al dejar de ir al colegio, puede descompensarles, porque pasan a no saber qué esperar durante el día. Aunque las vacaciones les quita estrés, puede ser tentador no hacer nada o pasar mucho rato con las pantallas.

Aunque sean vacaciones, no por ello es menos importante establecer rutinas, actividades, y rutinas, para que estos cambios sean los más provechosos. Así, podemos aprovechar para ayudarle a practicar habilidades útiles, como las metas, cultivar aficiones, la imaginación, y la creatividad.

Planificar una agenda de tareas o actividades que hacer durante las semanas, para conseguir puntos y cambiarlos en actividades que le gusten mucho. Apuntar a los niños con autismo a talleres y casales de verano adaptados les puede beneficiar mucho, ya que adquieren un espacio donde los horarios están pautados y pueden trabajar las emociones y relacionarse con los demás.

 

Adrià Tàpia
Psicólogo General Sanitario
Col·laborador en OWL INSTITUTE. Institut Psicológic

La fórmula de la felicidad

En una ocasión un joven se acercó a un sabio y le preguntó cuál era a su juicio la fórmula de la felicidad. El sabio le respondió: «No discutir con nadie». El joven se le quedó mirando y después le contestó: «No creo que ésta sea la fórmula de la felicidad». El sabio con una sonrisa le dijo: «Tienes toda la razón».

¿Cuántas veces has terminado discutiendo con amigos/as y familiares por tener la razón?

¿Y qué resultado obtuviste?

Probablemente, si no le llegaste a convencer a la otra parte, debiste sentirte frustrado/a. Y en caso de que sí llegarás a hacerle cambiar de opinión, si no fue algo natural y fluido, posiblemente la otra parte debió de sentirse resentida.

La gran mayoría de discusiones son más una lucha «de egos» que un diálogo fácil y auténtico. Es por este motivo que si tú tienes claro lo que es relevante para ti, qué más da lo que opine, piense o crea la otra parte. Cada persona es responsable de sí misma. Por mucho que queramos que los demás cambien, si ellos/as no están preparados o no lo desean, será de lo más complicado.

Por ejemplo, cuando alguien viene a la fuerza a visitar a cualquier profesional de la salud los resultados son poco provechosos. No porque el profesional no haga bien su trabajo, sino porque el paciente o cliente no está con las ganas de que se produzca un cambio.

Todas estas ideas que son tan evidentes, cuando estamos en nuestro día a día, se nos hace difícil llevar a la práctica porque nos aferramos a nuestro «ego». Es decir, nos enganchamos a la imagen, a la careta del personaje que hemos creado. Y es por este motivo que batallamos con todas nuestras fuerzas para tener la razón, ya que nos da miedo que los demás no nos quieran. Puede parecer ridículo, pero porque si no nos obsesionamos con que los demás piensen igual que nosotros. No sería más fácil que cada uno pensara lo que quisiera. Podemos dar nuestra opinión, pero en el momento en que entramos en una «guerra» con la otra parte estamos rechazando muchas cosas:

  • Equilibrio emocional
  • Serenidad
  • Paz
  • Felicidad

Así que la próxima vez que quieras discutir con un amigo/a, compañero/a, familiar sobre cuál es el mejor equipo de fútbol, ​​grupo de música o plato culinario…, recuerda:

¿Vale la pena? Seguramente no.

Yo elijo ser feliz.

 

Dr. Oriol Lugo
Psicólogo y Coach
Experto en Terapias Neurocientíficas
Co-director de Owl Institute. Institut Psicològic

Autismo: cómo ayudar a mi hijo a reconocer las emociones

Los niños y niñas con autismo tienen dificultades para entender cómo se sienten los demás. Les cuesta comprender lo que quiere decir el tono de la voz, o qué quieren decir las caras que tenemos.

Esta habilidad es muy importante entrenarla porque les puede ayudar a relacionarse con los demás de manera más positiva, lo que repercute en su bienestar.

¿Cómo podemos entrenarla? Siempre digo que lo mejor es que los padres aprovechen las situaciones del día a día para enseñarle. Por ejemplo, si estamos viendo una película juntos, podemos aprovechar para hacerle preguntas. ¿Cómo se siente esta persona? ¿Qué quiere decir este señor cuando actúa así? Las películas pueden ser un buen apoyo porque enseñan muchas situaciones, y no hay problema si se equivocan, porque no hay otra persona. Las personas adultas con autismo de alto funcionamiento reconocen que, entre otros, este ejercicio les ayuda a entender a los demás, porque les sirve como diccionario de las emociones.

Es importante siempre ejercitar a nuestro hijo cuando se sienta relajado, para que se sienta abierto a participar, y hacerlo poco a poco; algunas actividades para él son relajantes y si se le presiona puede no apetecer hacerlo más.

 

Adrià Tàpia
Psicólogo General Sanitario
Col·laborador en OWL INSTITUTE. Institut Psicológic

Personas de apoyo emocional (PAE)

A lo largo de la vida pasamos por muchos acontecimientos que emocionalmente pueden resultar auténticos retos. Durante estos recientes años, desgraciadamente hemos vivido muchos de estos.

Ahora párate por un momento y piensa, cómo hubieras vivido estos sucesos si hubieras dispuesto de la compañía de una persona que te hubiera mostrado un apoyo emocional incondicional. Es decir, sí hubieras tenido a tu lado alguien capaz de escucharte sin juzgarte, de hacerte compañía cuando más lo necesitabas, de darte consejo o palabras tiernas?

Probablemente, hubieras vivido la problemática de una forma mucho menos intensa y desagradable. Incluso, en algunos casos hubieras podido rehacerte de aquel golpe de una manera más rápida y positiva.

Esta es la tarea de las personas de apoyo emocional, una nueva figura profesional que nos puede acompañar en momentos de transición o situaciones de desafío.

Algunos de los posibles escenarios donde estas personas nos pueden apoyar son:

  • Muerto de amigos y familiares (acompañamiento a casa, tanatorio, funeral).
  • Despidos laborales (presencia a las oficinas o puesto de trabajo).
  • Presentaciones públicas (desplazamiento al acto público).
  • Citaciones judiciales (acto de presencia en las disposiciones judiciales).
  • Hospitales o consultorios médicos (acompañamiento en la hora de recibir malas noticias).
  • Firmas de contratos o toma de decisiones importantes (presencia en oficinas bancarias u otros).
  • Reuniones donde se tienen que dar malas noticias (espaldarazo en entornos sociales).
  • Rupturas sentimentales (apoyo en encuentros con la pareja o en momentos de soledad).
  • Conflictos con familiares (acto de presencia en reuniones familiares).
  • Discusiones con amigos/as o grupos de iguales (acompañamiento en la esfera social).
  • Muertos de mascotas (acompañamiento al veterinario o en el hogar).
  • Pérdidas materiales que tengan un alto impacto emocional (espaldarazo emocional en el entorno de la persona).
  • Accidentes o procesos de recuperación (acompañamiento en la casa o en las sesiones de rehabilitación).

Las personas de apoyo emocional son individuos que pueden ser en muchos casos psicólogos/as o terapeutas, y que ya disponen de una base a la hora de poder trabajar con la gestión emocional. Este es el gran diferencial si lo comparamos con un amigo/a o familiar. En sí, no se trata de un proceso de psicoterapia, sino de aportar de forma específica y puntual (horas concertadas) un servicio de presencia y escucha activa a la persona que está transitando esta problemática. El hecho de acompañarlos físicamente en el escenario problemático, no virtualmente, es un gran diferencial respecto a una terapia que se efectúa en un despacho o consultorio.

En Nueva Zelanda la ley exige a las compañías la opción que sus trabajadores puedan llevar una persona de apoyo emocional a las reuniones disciplinarias, las cuales pueden estar relacionadas la gran mayoría de las veces con el despido potencial del trabajador/a.

A OWL INSTITUTE creemos que esta figura cada vez será más necesaria y ya disponemos de este servicio, que no sustituye a una psicoterapia, sino que es más una ayuda puntual y específica en el espacio y en el tiempos acordados.

Porque ahora es el momento de dejarse cuidar en cualquier situación o momento.

Para mayor información de este servicio:

www.owlpsicologia.com

Escuchemos a nuestras emociones: ¿cómo podemos regularlas?

Actualmente uno de los temas que se trabajan más y que se están teniendo en cuenta son las emociones. Solemos referirnos siempre al concepto emoción para denominar todo lo que está relacionado con el mundo emocional, pero ¿sabemos qué son los sentimientos, el afecto o el estado de ánimo?, y otra pregunta muy importante: ¿sabemos diferenciarlos?

En primer lugar tenemos que saber la disparidad entre las emociones, que serían las expresiones afectivas, suelen ser breves y podemos determinar un inicio y un final; y por otro lado estarían los sentimientos, los cuales hacen referencia a la experiencia subjetiva de dicha emoción, es decir, qué causa está provocando que reaccionemos de una forma u otra.

No podemos olvidar dos conceptos más: el estado de ánimo y el afecto. El primero se definiría como la respuesta predominante a los acontecimientos, suele ser general, persistente, con un desarrollo gradual… Y el afecto sería el concepto que reúne a todos los criterios expuestos anteriormente.

En algunas ocasiones nos podemos preguntar ¿soy una persona que tiende a regular sus emociones? Para responder esta pregunta es importante tener en cuenta diferentes pasos:

El primero es analizar la situación que estamos viviendo, ya sea personal o externa, y cuestionarnos ¿es relevante para nosotros/as?. Si la respuesta es afirmativa tenemos que desplegar una atención más focalizada para así, pasar al tercer paso, averiguar qué estrategias y habilidades nos ayudan para esa circunstancia y así, finalizar llevando a la acción nuestra respuesta emocional.

Por lo tanto, el proceso de regulación emocional tendría tres características fundamentales:

  • Tener una meta, es decir, qué se quiere conseguir
  • Tener o aprender estrategias
  • Obtener unas consecuencias de perseguir esa meta con esas consecuencias.

Debemos prestar atención a nuestras reacciones y a qué destrezas tenemos en relación a la regulación emocional, ya que a veces pueden haber fluctuaciones que puedan llegar a interferir en nuestro día a día, que serían importante consultar con un profesional.

 

 

 

Paula Albarrán
Psicóloga General Sanitaria
Col·laborador en OWL INSTITUTE. Institut Psicológic

No olvidemos las sensibilidades en el autismo

En ocasiones los niños y niñas con autismo parecen enfadarse por cosas que, a nuestros ojos, no deberían tener mucha importancia. “¿Por qué hace una pataleta cuando tiene que ir al baño? ¿Cómo es que no quiere lavarse los dientes? ¿No está exagerando cada vez que dice que hace mucho ruido la lavadora?

Una de las características de los niños y niñas con autismo que se observan es tener una alta sensibilidad para los ruidos, las luces, el dolor, los picores…

Todos tenemos un límite físico de tolerancia a los estímulos. En las personas con autismo, se ha observado que suelen tener este límite, el umbral, más bajo, y notan mucho más los estímulos que les rodean. Además, se ha comprobado que el cerebro de las personas con autismo no se ajusta, no aprende a filtrar aquello que le puede molestar. Así, aunque parezca extraño, realmente las personas con autismo seguirán notando los ruidos y molestias como el primer día. Este fenómeno lo llamamos hipersensibilidad.

Debemos prestar mucha atención a las quejas, las huidas, y los berrinches de los niños y niñas con autismo. Es posible que tras su rechazo a hacer algo, haya una hipersensibilidad ante un objeto y que le provoque mucha ansiedad. Adaptar el entorno, por ejemplo cambiando aquello que le molesta por algo parecido, puede reducir su ansiedad.

Es importante consultar a un especialista para poder identificar estas hipersensibilidades y plantear estrategias de manejo adecuadas a su entorno.

 

 

 

Adrià Tàpia
Psicólogo General Sanitario
Col·laborador en OWL INSTITUTE. Institut Psicológic

¿Cuál es la historia que te explicas?

Todos/as tenemos una historia que nos explica el porqué de nuestros resultados o en relación con los acontecimientos que experimentamos. Modificar esta narrativa puede generar grandes cambios en nuestro bienestar. ¿Te atreves a reescribir el guion de tu vida?

En una ocasión a dos hermanos se les preguntó sobre cómo el hecho de haberse criado con un padre alcohólico los había afectado en su futuro.

El primer hermano, era un hombre que había sufrido también de los efectos del alcoholismo y se justificaba diciendo que teniendo un modelo familiar como el que había vivido era inevitable que hubiera seguido los mismos pasos.

El segundo hermano, era una persona sana que se había alejado completamente de la bebida hasta convertirse en abstemio. La respuesta que dio era que con el ejemplo de su progenitor solo le había quedado la opción de renunciar en cualquier clase de bebida que contuviera alcohol.

Puede parecer que la respuesta es la misma, pero la interpretación que hay en el fondo es completamente diferente.

En un caso podríamos decir que la figura del padre ejerce de modelo y en el otro «de antimodelo», o el ejemplo a no seguir. En nuestro día a día son muchas las situaciones donde nos podemos sentir frustrados, abatidos o desmotivados. Es en estos momentos donde tenemos que reconocer esta voz interior y darnos el margen para poder anotar.

Cuando escribimos lo que estamos pensando, estamos ganando conciencia. Una vez analizamos la historia que estamos relatando, entonces podemos escoger si realmente queremos que esto configure nuestra realidad.

Déjame ponerte un ejemplo que seguro que habrás vivido: «cuando en un examen de la escuela no obtienes la nota que querías, ¿qué te decías? No he estudiado bastante o el profesor/a me tiene manía». Está claro que con la primera respuesta la consecuencia era qué te ponías las pilas en la siguiente prueba. Y en el caso de la segunda opción, la consecuencia era que dedicabas tu tiempo y energías a quejarte sobre el tutor/a, pero sin invertir más esfuerzos en los estudios.

No digo que lo que estés viviendo no sea quizás una tragedia o una situación estresante. Simplemente, te invito a darle una segunda lectura. No te cases con la primera historia que aparezca en tu mente. Date el permiso para explorar una segunda o una tercera historia. Quizás dentro de este repertorio narrativo encuentras un hilo argumental mucho más positivo o como mínimo no tanto negativo o limitante.

Porque al final lo que cuenta no es lo que nos pasa en la vida, sino cómo interpretamos las cosas que nos pasan.

 

 

 

 

Dr. Oriol Lugo

Psicólogo y Coach

Co-director de OWL INSTITUTE. Institut Psicològic

“Hate” o el odio que da la cara en las redes sociales

Actualmente, hemos cambiado mucho la forma de relacionarnos con los demás. Gracias a las nuevas tecnologías y la creación de diferentes redes sociales tenemos la posibilidad de interactuar con cualquier persona, sin importar la distancia.

 

Instagram, Facebook, Twitter… Distintas aplicaciones en las que compartir contenido de diferentes temáticas. Podemos leer noticias, estudiar o aprender de distintos profesionales, enterarnos de cotilleos, conocer cómo viven personas famosas… Cualquier persona puede compartir todo aquello que desee.

 

Eso está muy bien, ya que nos ha facilitado mucho la conexión con personas que de otra forma sería imposible tener. Después de la pandemia, las nuevas tecnologías han demostrado sernos de mucha utilidad. Teletrabajo, videollamadas, mensajes de Whatsapp, acceso a contenido visual y de entretenimiento y nuevas formas de llegar a la sociedad. Se crearon iniciativas como el aplauso a los sanitarios, recetas e ideas para entretener a los más pequeños de casa.

 

Ahora bien, hay una cara B. Muchas personas utilizan este tipo de herramientas que nos permiten mantenernos en un segundo plano, para expresar su odio. Todos sabemos de algún caso, hemos leído algún comentario… que lejos de ser constructivo hace daño.

Esto merece una reflexión. ¿Qué uso estamos haciendo de las redes sociales? El estar detrás de la pantalla nos otorga a veces una falsa posición de superioridad en distintos temas, creemos que podemos opinar de todo y de cualquier forma y que la persona que lo recibe, al estar expuesta, debe poder gestionarlo todo y si expone su malestar se le contesta con “si no aceptas las críticas, no publiques”. No, así no. No todo vale.

 

Detrás de cada pantalla, de cada contenido, hay una persona invirtiendo su tiempo y deseando que eso que comparte sea de interés para ti. Es libre de hacerlo. Y los demás somos libres de elegir, no tenemos que fingir que nos gusta todo, pero es tan sencillo hacer “follow” como “unfollow”.

 

No solo hablo de personajes públicos, esto también llega a adolescentes y adultos que reciben a diario comentarios desagradables al compartir una publicación.

Si alguna vez te has planteado escribir un comentario dañino o lo has hecho. ¿Te has parado a analizar lo que hay detrás? Las emociones, en este caso el odio, la envidia… nos dan información muy importante, conviene prestarles atención y conocer qué han venido a decir.

 

Me gustaría con esto, generar una reflexión y poder cambiar poco a poco esos comentarios por otros más vinculados con la admiración, con la construcción. Démonos ideas, contribuyamos a mejorar el trabajo de otros. Creemos una bonita comunidad. Y si algo no te gusta y no te apetece aportar, ya sabes, “unfollow”.

 

Alba Lavandero

Psicóloga General Sanitaria

Miembro de Owl Institute. Institut Psicològic

¿Por qué hay personas que encadenan constantemente relaciones?

Todos conocemos alguna persona que, al terminar una relación, busca inmediatamente estar en otra sin pasar por lo que llamaríamos el duelo. O incluso parejas en las que la relación se ve muy desigual, uno lo tiene idealizado y el otro tiene una actitud que podríamos considerar pasota.

Las películas de género romántico o algunas de las canciones pop más famosas han hecho que muchas personas fantaseen con una idea del amor que no corresponde a la realidad. Ni si quiera es un amor sano. Me refiero a aquellas ideas donde el amor todo lo puede, donde hay que estar siempre disponible para el otro. “Si tú me dices ven, lo dejo todo”. Hay incluso escenas en las que una persona tiene un problema y la pareja sabe, sin necesidad de que el otro lo comunique, que tiene que ir a buscarla y llevarla a un lugar especial. ¿Os suena de lo que hablo?

Bien, pues no. El amor real no es así.

Hay personas, que debido a esa falsa creencia de lo que es el amor, unida a una baja autoestima y una necesidad de tener afecto acaban desarrollando un patrón que les hace relacionarse de forma dependiente. En ese estar presente en todo momento, cubrir todas las necesidades, comprobar que la relación constantemente esté en un buen punto buscan cubrir sus necesidades frustradas. Estas personas buscan parejas que sean todo lo contrario a lo que ellos son, es decir, que gocen de una alta autoestima, que se muestren seguras de sí mismas, independientes y con un buen autoconcepto.

Por más que lo intenten y hagan todo lo necesario para conseguirlo, esas necesidades nunca son cubiertas ya que las expectativas que tienen hacia lo que significa ser feliz y el amor no se cumplen.

¿Y qué pasa con la pareja?

A menudo, al principio todo va bien. La persona dependiente idealiza al otro y el otro siente como su pareja le cuida, le alaba y le necesita. Pero entonces el dependiente desarrolla comportamientos basados en comprobar de forma constante que la relación se encuentra en un buen punto ya que está dispuesto a hacer cualquier cosa para mantener la relación. La pareja decide no continuar, fruto de la inseguridad, la indefensión, la necesidad de ser cuidado de forma desmedida y ser siempre el centro de atención. Bajo esta circunstancia la persona dependiente sentirá algo parecido a un síndrome de abstinencia vinculado a los recuerdos de la relación y la falta de sentido que le encuentra ahora a la vida sin estar emparejado. Por ello, con toda probabilidad acabará encadenando relaciones para no verse solo.

¿Como evitarlo?

Para evitar caer en la dependencia emocional o romper este patrón es necesario que tengamos un buen conocimiento de nosotros mismos. Saber lo que uno quiere y lo que no, nos va a ayudar a ser asertivos y poner límites ante aquellas situaciones, conductas o palabras que nos produzcan malestar. El amor hacia uno mismo se vuelve un pilar fundamental también para evitar la dependencia emocional ya que nos ayuda a tener relaciones sanas. La comunicación es una pieza clave en cualquier relación, sea del tipo que sea. Si necesito algo de mi pareja o amig@, ¿por qué no pedirlo?

 

 

 

 

Alba Lavandero
Psicóloga General Sanitaria
Miembro del equipo OWL INSTITUTE. Institut Psicològic

Comentarios y opiniones
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