“El cambio es el elemento más natural y estable de la vida”

Cuando escuché por primera vez la frase anterior sobre el cambio me quedé de lo más sorprendido. Tiene toda la razón, me dije interiormente.

Recuerdo que fue hace unos diez años cuando me encontraba haciendo de locutor y director de un programa de radio de Psicología. Mi invitada era una empresaria que había estado gestionando de la mejor manera posible la salida de la crisis del 2008. Y en un momento dado me dejó caer esta perla de sabiduría.

Ella me dijo que todo era cambio. No solo en los negocios, sino que en general en la vida nada se queda quieto.

  • «Y entonces, ¿por qué tenemos tantas reticencias sobre el cambio?» Le pregunté.
  • «Porque aquello que desconocemos nos da miedo» Respondió.

En aquel instante comprendí que es así.

Ahora nos encontramos ante otra crisis, una situación que en cuanto a la salud nos ha afectado a todos/as. Y también hay expertos/as que nos avisan de una futura recesión económica. Pero siguiendo los consejos de aquella mujer quizás es el momento de no quedarnos quietos/as.

A medida que toda la situación sanitaria vaya mejorando quizás será la hora de dar un paso adelante y adaptarnos a los cambios que hemos vivido y que continuaremos viviendo.

Esto quiere decir que desde la pasividad poco podremos hacer. Tenemos que empezar a plantearnos cómo podemos levantarnos de nuevo y seguir adelante. Está claro que cada cual en su grado y medida, y en función de sus capacidades. Aun así, si nos quedamos con los brazos cruzados poco margen de maniobra tendremos.

Es por este motivo que el primer paso para poder adaptarnos al cambio es asumir lo que ha sucedido.

Negar la realidad es un mecanismo de defensa, que si bien nos sirve durante un tiempo para no hacer frente al dolor… A la larga nos acaba causando más perjuicios.

Una vez que hemos asumido que la realidad ha cambiado y que ya no vivimos en el mundo de antes sino en una nueva situación, toca marcarnos objetivos.

Esto quiere decir: establecer aquello que sí que queremos. Muchas veces nos enfocamos en aquello que no queremos que suceda, con el resultado consecuente de no acercarnos a nuestras metas. ¿Qué es lo que quieres respecto a tu vida?

El tercer punto es formular el propósito correctamente. Todos/as podemos decir “quiero ser más feliz”, pero esto no es un objetivo muy definido. Necesitamos ser específicos, estableciendo metas medibles, viables, realistas y con un marco o límite temporal. Por ejemplo , quiero pasar las tardes de los martes y jueves de 18h a 20h con mi familia para disfrutar de un paseo por la playa o la montaña y empezaremos este martes día…

Y finalmente, solo nos queda pasar a la acción. Sin acción solo tendremos la ilusión del deseo. Un sueño de aquello que querríamos, pero que al final no se materializa.

Quizás te tocará modificar tus metas y objetivos, no obstante, de esto trata la vida: de ir cambiando. Porque el único que no cambiará nunca es el mismo cambio.

 

Dr. Oriol Lugo
Psicólogo y Coach

Co-director de Owl Institute. Institut Psicològic