Hoy en día vivimos en un mundo cambiante donde la gran mayoría de las profesiones que estarán en uso de aquí a 20 años aún no se han creado. Entonces, ¿cómo es posible obligar a nuestros hijos e hijas a escoger unos estudios que mañana pueden cambiar?

Delante de este panorama de incerteza constante, tenemos una solución. Podemos usar la metodología del Coaching aplicada al aspecto Vocacional. El Coaching es una práctica que nos permite acompañar a un cliente para poder hacer un trabajo de introspección y desarrollo, y así también alcanzar sus metas (su excelencia personal). En el caso del Coaching Vocacional, el coach acompaña al joven para que pueda conocerse mejor a sí mismo/a, y así también al fin pueda alcanzar su meta de saber y dirigirse hacia sus estudios o profesión.

En primer lugar, explicamos que la vocación, consiste en la unión de tres pilares fundamentales. El pilar inicial consiste en los hobbies, aficiones y actividades de pasa tiempos. Esto nos revela una base donde la persona puede sentirse a gusto, disfrutar y reconocer algunas de sus pasiones. Esta es la primera piedra del edificio, la que nos permite detectar tendencias de intereses como, por ejemplo: interés por los espacios abiertos o cerrados, con entornos estables o cambiantes, interactuando con personas o con poca interacción, áreas de interés concretas como podrían ser más artísticas o creativas, o por lo contrario más rutinarias o vinculadas a las tecnologías o a la programación.

Una vez disponemos de este pilar, pomos centrarnos en la segunda esfera que consiste en la de las habilidades, aficiones, destrezas, capacidades o fortalezas. Cuando llegamos a este punto podemos también facilitarle al joven todo tipo de pruebas o encuestas donde se valoran estos mismos indicadores. También se recogen tendencias en relación a los puntos fuertes donde destaca. Por ejemplo, podemos apreciar áreas más desarrolladas en relación al liderazgo, a la resolución de problemas, a la mediación, a la creación, a la cooperación…

Y finalmente, pero no por ello menos importante, tenemos el tercer pilar que corresponde al mercado. Cuando hablamos del mercado, nos referimos a todos aquellos aspectos vinculados con las necesidades de nuestra sociedad. Aquí también estudiamos tendencias, modas, o necesidades crecientes. Por ejemplo, en esta década podemos apreciar un auge de la robótica, de la tecnología 3D, de la necesidad de figuras de una vertiente más humanística en las empresas y en las organizaciones, de la biomedicina…

Cuando disponemos de un buen trabajo exploratorio de todos estos apartados, entonces pasamos a la fase de construcción y de combinación para generar un perfil de opciones. Esto quiere decir que en base a todo lo recogido iremos generando vías o caminos de profesiones (reales o aún por explorar), donde el joven va luego a explorar para descubrir cómo se siente al respecto. Al poder aplicar técnicas de visualización el/la joven puede vivenciar como sería si escogiera una profesión concreta. Cierra los ojos y se imagina haciendo aquella profesión o aquella actividad laboral. Aquí podemos estudiar cuáles son sus emociones, pensamientos y sensaciones corporales.

Igualmente, lo importante es que el chico o la chica pueda sentir que ha descubierto más sobre su propia personalidad y esto también le ayuda a escoger con mayor claridad. La fase donde se determinan los módulos, cursos o carreras se suele efectuar con los familiares para así poder también valorar todos los criterios y requerimientos que sean necesarios.

El futuro está más cerca que nunca y con el Coaching Vocacional puedes prepararte para su llegada.

 

 

 

 

Oriol Lugo

Psicólogo y Coach

Experto en Terapias Neurocientíficas

Co-director de OWL INSTITUTE. Institut Psicològic