¿Alguna vez te has encontrado en alguna etapa de tu vida donde no hacías más que preocuparte?

Si has respondido que sí, sigue leyendo porque puede que esto te ayude a resolver tus problemas…

Podemos decir que las preocupaciones son conductas que todos los seres humanos hacemos en algún momento de nuestra existencia para tratar de controlar aquellos elementos que nos generan tensión. Ya sean las preocupaciones del pasado como las del futuro, cuando nos estamos preocupando, nuestra mente se aleja del momento presente.

Es curioso porque en el presente no existen las preocupaciones, simplemente estamos viviendo lo que nos ofrece el momento actual.

Es por esta razón que nuestra mente trata de protegernos (a veces en exceso) y se enfoca en pensamientos perturbadores de eventos ya ocurridos o sucesos que nos pueden llegar a causar malestar.

No hace falta decir que ganamos bien poco, ya que realmente el hecho de estar preocupados no incide o genera cambios reales en los elementos perturbadores. Es una forma de tratar de ganar control y gestión de algo que no controlamos o que no podemos gestionar. Es una falsa calma que sólo nos altera más.

Así que ahora estate muy atento/a a los tres consejos que van a ayudarte a superar tus preocupaciones:

 

1. EN LUGAR DE PREOCUPARTE, OCÚPATE. Cuando te preocupas estás en el plano mental. En el estadio de la mente y de los pensamientos es muy difícil producir cambios reales. Así, que pasa a la acción y empieza a ocuparte, a ser responsable y a ser partícipe de aquello que sí que está en tus manos y que puedes hacer para cambiar las circunstancias.

Y si no hay nada que hacer, entonces sigue el refrán oriental que dice así:

«Si tiene solución, ¿por qué te preocupas?

Si no tiene solución, ¿por qué te preocupas?«

 

2. DEJAR DE EXAGERAR. Se más realista y plantea soluciones. Cuando vemos un problema tendemos a magnificarlo. Lo convertimos en el fin de nuestra existencia o el punto y final a todos nuestros sueños y desesos. ¿Pero realmente esto es así? Para nada. La gran mayoría de nuestros miedos y preocupaciones nunca van a ocurrir. Y en el peor de los casos, ¿tendrían solución? Seguramente sí. Quizás la solución no es de tu agrado, pero puedes hallar un sentido y una manera de sacarle provecho.

Tal como extraemos de la película «El curioso caso de Benjamin Button«:

«De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa. Espero que tú saques la positiva.«

 

3. TOMA PERSPECTIVA. No son preocupaciones si tú decides que no es algo negativo. ¿Qué ocurriría si en lugar de llamar a eso que te pasa un «problema», lo llamases un reto, oportunidad o desafío? Probablemente no te sentirías de la misma manera. Pero claro, para llegar a esta reflexión necesitas tomar distancia. Poder alejarte para respirar. O simplemente cambiar la perspectiva temporal. ¿Será un problema cuando hayan pasado 10 años?

«La gran mayoría de las cosas que nos preocupaban en la infancia ahora lo vemos como pruebas/retos que nos ayudaron a madurar.«

Deja de preocuparte y céntrate en vivir. Enfoca tus energías en aquello que valoras y por lo que estás agradecido/a y así dejarás ir la carga de tus pensamientos más negativos.

 

 

 

 

Oriol Lugo

Psicólogo y Coach

Experto en Terapias Neurocientíficas

Co-director de OWL INSTITUTE. Institut Psicològic