Suena el timbre del descanso y los niños y niñas salen a jugar al patio. Entre las conversaciones aparece un denominador común, el nombre de un videojuego que está causando graves problemas psicológicos entre los menores. Su nombre es Fornite, palabra inglesa que traducida al castellano significa fuerte o fuerte nocturno, haciendo referencia a la construcción defensiva.

Aparentemente puede parecer un videojuego más, como los miles y miles que existen en el mercado. Pero, ¿y si te dijera que es un juego que está creado, según las bases psicológicas del acondicionamiento, para generar una adicción?

Si no conoces el juego o no has oído hablar de él, te dejamos un breve resumen. Fortnite apareció en 2017 siendo un videojuego presente en una gran número de plataformas, incluyendo tablets y móviles. Hay diferentes modalidades del juego, pero la más frecuente es la del «ForniteBattle Royale» en la que 100 jugadores reales conectados en línea compiten a muerte en una isla donde el espacio se irá reduciendo debido a una tormenta.

El ritmo del juego es rápido y trepidante, permite que los jugadores tengan que estar muy atentos. Este tipo de dinámicas genera toda una serie de sustancias naturales en el cerebro de los jugadores (dopamina), que hacen que el jugador siga con ganas de continuar jugando. Además, cada vez el videojuego incorpora armas y vestimenta nueva, así como objetos o cambios en el mismo terreno de juego para que la novedad sea un reclamo a participar. También hace uso de dinero, que en el ámbito virtual se llaman «pavos», pero que se intercambian por euros o dólares.

Lo que está generando en algunos niños/se y adolescentes es una auténtica adicción, con algunos síntomas cómo: fijación u obsesión por el juego, abandono de otras formas de ocio o de las mismas responsabilidades con los estudios, irritabilidad y cambios de humor, discusiones y respuestas violentas (insultos o empujones) en el caso de limitaciones o castigos, dificultades al dormir, ansiedad a lo largo del día. Obviamente el grado y la intensidad de estos síntomas va en función del número de horas y de la misma situación del niño/a, pero sí que cada vez hay más padres y madres preocupados al respeto.

¿Qué podemos hacer?

El primer paso es informarse y saber más sobre si tu hijo/a está jugando a este juego. Es muy probable que tu hijo/a lo haya podido probar en casa de algún amigo/a o que haya podido participar en alguna conversación al respecto.
En el supuesto de que tu hijo/a esté jugando, es importante poder saber cuántas horas dedica y también en qué grado está implicado.

No es cuestión de prohibir el juego, puesto que esta decisión puede condicionar el hecho de que tenga más ganas de descubrirlo, sino de pactar un régimen de uso. El problema lo encontramos cuando hay un abuso.

Es importante limitar el tiempo de juego con los videojuegos a como máximo una hora seguida. E intentar que no jueguen entre semana, puesto que puede ser una interferencia directa con los deberes y los estudios. Si es posible limitar las horas de juego al fin de semana, se puede establecer que tu hijo/a juegue una vez finalice todos los deberes o estudios. Y después de la hora es muy importante acordar que si no se cumple el horario cada minuto de más se restará a la próxima partida.

Si tenemos claro que crear unas pautas y un régimen de uso de este tipo de juegos es por su bien, también este pensamiento nos ayudará a sentirnos seguros al establecer límites y decir que no.

A veces algunos hijos/se podrán responder con amenazas o contrariedades. Lo importante es que nos mantengamos firmes/se teniendo muy claro que poniendo límites también estamos educando a nuestros hijos. Es una manera de enseñarlos que las normas y las limitaciones son positivas porque nos ayudan a tener un mayor auto-control y una mayor tolerancia a la frustración.

Es muy probable que en algunos casos nuestros hijos/se puedan usar la excusa que tienen que conectarse inmediatamente para jugar al Fornite, puesto que sus amigos/as los pueden estar esperando conectados en línea. En estos casos es muy importante que todos los padres y madres de la clase, o del grupo de amistades, estén coordinados y se comuniquen. Si entre todos los padres y madres se ponen normas a los hijos/se entonces será también más fácil la gestión de estas adicciones.

En las situaciones en las que ya podemos detectar que hay una adicción más fuerte, entonces también es necesario hacer un trabajo profesional, por lo que será imprescindible pedir ayuda. El trabajo con la adicción puede ser realizado por psicólogos/as que facilitarán también a que el niño/a o joven pueda trabajar con su autoestima y su motivación, permiten que encuentre otros alicientes, más allá de este videojuego.

La salud mental y emocional de nuestros hijos/se está en nuestras manos y ahora es el momento de prevenir y de resolver estas problemáticas.

 

 

 

Oriol Lugo

Psicólogo y Coach

Experto en Terapias Neurocientíficas

Co-director de OWL INSTITUTE. Institut Psicològic