Pequeña reflexión sobre la falta de tacto y contacto en 2020

Aunque no me gustan las palabras absolutas, como «jamás», en este caso es imprescindible utilizarlo. Entenderéis porqué.

La tecnología nos está ayudando más que nunca en tiempos de pandemia y es maravillosa. Nos da un poco esa falsa ilusión de estar un poco más cerca de las personas que queremos; algunos pueden trabajar desde casa, estudiar, comprar etc. Un sinfín de maravillas des del sofá. Es una mezcla entre comodidad y resignación. Y la comodidad es muy golosa en nuestros tiempos.

Pero la tecnología no es ni será jamás la respuesta a la humanidad. Para mí, los países no son más o menos avanzados según su tecnología, entendida como internet y pantallas. Como sabéis, muchos creadores de estas mismas pantallas, las utilizan mínimamente y las alejan de sus hijos. Lo cual me chirría bastante en el cerebro entre la ética y el dinero. Pero ese es otro tema.

Siento, en este caso, y deseo que así sea, que las pantallas solo son una opción temporal. No pueden ni deberían substituir a la personas. Cuando todo termine tenemos que salir ahí fuera, despacio; reencontrarnos con la gente y los miedos; con todo aquello que nos ha quedado dentro estos días, y volver al contacto humano. Contacto que jamás debimos perder sino guardar para más tarde. Aun con todas las epidemias que ha vivido y, seguramente, vivirá la humanidad, no podemos vivir físicamente apartados de la tribu mucho tiempo. 

Sería un error emocional y una ilusión creer que todo puede ser y hacerse a través de un plasma. Igual que los bebés necesitan ser sostenidos para sobrevivir, y no solo alimentados, todos nosotros necesitamos la cercanía y el calor humano, en mayor o menor medida. Renunciar a ello de manera drástica, apelando a la higiene o al menor coste económico, son excusas baratas que nos alejan de la piel y nos pueden llegar a convertir en seres ansiosos y disociados de la realidad. 

En esta desescalada debemos ser más conscientes que nunca de la necesidad de afrontar los miedos que han aparecido y volver a confiar poco a poco en el tactosin obsesionarnos por la limpieza y por aquello que no controlamos. Sino corremos el peligro de enfermar de todas las maneras posibles – cuerpo y mente que son uno-. 

Para los días que vienen…

  • Obsérvate, pon sobre la mesa las emociones y dolores que aparecen en ti.
  • Sal a la calle a ratos y protegido, ¿cómo te sientes? Salir despacio es la clave para la vuelta, sin prisas ni muchas horas seguidas.
  • Trata tus emociones lo mejor que puedas. Después de intentarlo y sacar tus recursos.
  • Revísate. Si necesitas ayuda profesional pídela; será igual de temporal que esta situación. 

Sino, sigue adelante pero tratándote con cariño, tus emociones son igual de válidas tanto si tienes sol y balcón como si no. Que nadie te haga sentir culpable por sentir. Si fuera así nadie del primer mundo podría quejarse, ¿verdad? Es una trampa sin sentido. 

Recuerda, nada puede substituir el contacto y la conexión contigo mism@ y con el otro.
Vamos a volver a re-encontrarnos ahí fuera y será aún más increíble.

Júlia Beltrán
Psicóloga y Psicomotricista
Experta en Terapias Neurocientíficas
Miembro del equipo OWL INSTITUTE. Institut Psicològic