Hoy en día nos encontramos inmersos en la revolución de las Neurociencias. Una revolución que parece haber llegado para quedarse. Cada vez sabemos más sobre cómo funciona nuestro cerebro y el porqué de muchas conductas, problemáticas o dificultades que nos suceden en nuestro día a día. Por ejemplo, sabemos qué pasa en el cerebro de una persona cuando sufre un ataque de pánico; fobias; o estrés crónico. También, el porqué de cuando está desmotivado o disperso en su trabajo o en sus actividades diarias.

 

Todo este conocimiento científico ya no se queda almacenado en los hospitales o en los centros de investigación. Ahora está a nuestra disposición a través de las Terapias Neurocientíficas.

 

La Psicología ha avanzado mucho y ya no necesitamos pasar por procesos largos de años y años. Con estas nuevas terapias combinamos los últimos descubrimientos neurocientíficos con las prácticas de la psicoterapia. El resultado: una serie de metodologías que nos ayudan a poder liberarnos de nuestros problemas, traumas y trastornos de una forma rápida y efectiva.

 

Diríamos que todas las vivencias que experimentamos a lo largo de nuestra vida dejan una huella en nuestra memoria. Si son experiencias dolorosas tales como un accidente de tráfico, un despido o una separación, sentimos todo un conjunto de emociones que, si no somos capaces de exteriorizar o de trabajar, pueden llegar a instaurarse en forma de traumas en nuestra memoria y en nuestro cuerpo (dolores psicosomáticos), con todas las repercusiones que ello implica en nuestro presente. Estas situaciones serían los famosos quiebres que se hablan en Coaching.

 

Una de las terapias más conocidas es la del EMDRDesensibilización y reprocesamiento a través de los Movimientos Oculares«). Esta terapia es de las primeras que apareció en el campo de las Terapias Neurocientíficas. Se basa en el descubrimiento científico de que cada noche al dormir, pasamos por diferentes fases del sueño y en la fase REM, movemos los ojos rápidamente de forma natural y automática. Este mecanismo permite que la amígdala, la región del cerebro encargada de gestionar las emociones, pueda reducir su grado de activación.

 

El EMDR, entonces, funciona replicando el mismo mecanismo de trabajo que hace nuestro cerebro de forma inconsciente, pero con el paciente abriendo los ojos y estando despierto. El psicólogo o profesional, pide a su paciente que piense en algún evento doloroso del presente o del pasado y luego mueve los dedos horizontalmente, de izquierda a derecha, haciendo que la persona les siga con los ojos. Finalmente, tras una serie de tandas, la persona puede sentir como aquellas emociones y aquellas sensaciones corporales han disminuido, e incluso han podido llegar a desaparecer.

 

Esta metodología está reconocida por la OMS (Organización Mundial de la Salud), como una terapia recomendada en casos de emergencias, catástrofes naturales o atentados terroristas. También el número de organismos y de profesionales que han incorporado sus protocolos está aumentando, ya que los resultados son muy positivos y es una práctica que permite que la persona pueda recuperar sus hábitos cotidianos de manera rápida y efectiva.

 

Muchas veces cuando sufrimos de estrés, de miedos o de depresión, deseamos poder resolver estas situaciones de una forma rápida y optamos directamente por la medicación. La medicación es sólo un parche si no se realiza ningún tipo de proceso psicoterapéutico en paralelo. Es necesario que la persona pueda también vaciar la mochila emocional. En caso contrario, cuando decida dejar de tomar los fármacos, los problemas seguirán estando presentes en la vida del paciente, con el riesgo de volver a recaer en las mismas sintomatologías.

 

Con las Terapias Neurocientíficas podemos aplicar técnicas y ejercicios que hace unos años no se conocían, ya que los avances neurocientíficos han sido muy recientes.

 

Cada vez más gente está optando por estas terapias, ya que nuestro estilo de vida nos lleva a tener que lidiar con más estrés, dificultades y con problemáticas más complejas. Se hace muy duro para una persona estar años y años en terapia sin acabar de sentir que ha mejorado su situación o que aquella fobia o tristeza aún le paraliza.

 

Estas terapias nos están permitiendo ayudar a las personas a que puedan conectar con sus propios mecanismos auto reparadores.

 

También pueden ir acompañadas de un buen proceso de psicoterapia y de Coaching, ya que la persona cuando vacíe la mochila también puede que necesite y tenga ganas de marcarse nuevos retos o de hacer cambios en su día a día. El Coaching es una magnífica herramienta para acompañar o potenciar las Terapias Neurocientíficas.