De los psicólogos e investigadores Oriol Lugo y Ana Farré
Con los nuevos avances en el campo de las Neurociencias cada vez sabemos más como funciona nuestro cerebro y el porqué de muchas conductas, problemáticas o dificultades que nos ocurren en nuestro día a día. Por ejemplo, sabemos que ocurre en el cerebro de una persona cuando siente un ataque de pánico; el porqué de las pesadillas; o la dificultad de poder olvidar a nuestras ex parejas.
Todo este conocimiento científico no se queda en hospitales o en centros de investigación, ahora está a nuestra disposición a través de las Terapias Neurocientíficas. La Psicología ha avanzado mucho y ya nos es necesario pasar por procesos largos de años y años. Con estas nuevas terapias combinamos los últimos descubrimientos neurocientíficos con las practicas de la psicoterapia. El resultado: todo un seguido de metodologías que nos ayudan a poder liberarnos de nuestros problemas, traumas y trastornos de una forma rápida y efectiva.
Diríamos que todas las vivencias que experimentamos a lo lago de nuestra vida dejan una huella en nuestra memoria. Si son experiencias dolorosas como por ejemplo un accidente de tráfico, un despido o una separación, sentimos todo un conjunto de emociones que si no somos capaces de exteriorizar o de trabajar, pueden llegar a instaurarse en forma de traumas en nuestra memoria y en nuestro cuerpo (dolores psicosomáticos), con todas las repercusiones que esto implica en nuestro presente.
Una de las terapias más conocidas es la del EMDR («Desensibilización y Reprocesamiento a través de los Movimientos Oculares»). Esta terapia es de las primeras que apareció en el campo de las Terapias Neurocientíficas. Sus efectos parecen magia, pero se trata de ciencia. Quizás una ciencia que nos parece futurista, pero que en realidad está ya a nuestro alcance.
Esta metodología se basa en el descubrimiento científico de que cada noche al dormir pasamos por distintas fases del sueño. En la fase REM, movemos los ojos rápidamente de forma natural y automática. Este mecanismo permite que la amígdala, la región del cerebro encargada de gestionar las emociones pueda reducir su grado de activación. El EMDR entonces funciona replicando el mismo mecanismo de trabajo que hace nuestro cerebro de forma inconsciente, pero con el paciente abriendo los ojos y estando despierto. El psicólogo/ga pide a su paciente que piense en algún evento doloroso del presente o del pasado y acto seguido mueve los dedos horizontalmente, de izquierda a derecha, haciendo que la persona los siga con los ojos. Finalmente, después de una serie de tandas, el cliente puede sentir como aquellas emociones y aquellas sensaciones corporales han disminuido e incluso han podido llegar a desaparecer.
Está metodología está reconocida por la OMS (Organización Mundial de la Salud), como una terapia recomendada en casos de emergencias, catástrofes naturales o atentados terroristas. También el número de organismos y de profesionales que han incorporado sus protocolos, está aumentando ya que los resultados son muy positivos y es una práctica que permite que la persona pueda recuperar sus hábitos cuotidianos de manera rápida y efectiva.
Muchas veces cuando sufrimos de estrés, de miedos o de depresión, deseamos poder resolver estas situaciones de una forma rápida, y optamos por la medicación. La medicación es sólo un parche sino se realiza ningún tipo de proceso psicoterapéutico en paralelo. Es necesario que la persona pueda también vaciar su mochila emocional. De lo contrario, cuando decida dejar de tomar los fármacos, los problemas van a seguir estando presentes en la vida del paciente, con el riesgo de volver a recaer en las misma sintomatologías.
También hay mucha gente que es reacia de visitar a un psicólogo/ga el estigma social que aún impera en muchos países. Si a esto le sumamos el gran esfuerzo a nivel emocional y económico que la persona ha de hacer, muchas veces la persona desiste de la idea de sanarse.
La respuesta está en las Terapias Neurocientíficas, que nos permiten poder trabajar con situaciones tanto actuales como del pasado, haciendo que la persona pueda encontrar mejoras desde las primeras sesiones. Los procesos no son largos ya que la manera de trabajar de estas herramientas se centra más en las zonas del cerebro que están conectadas con las emociones y con el cuerpo.
Estas son algunas de las diferencias principales si las comparamos con las terapias psicológicas convencionales, las cuales están más centradas en un trabajo más mental o racional. Además, las terapias neurocientíficas permiten aplicar técnicas y ejercicios que hace unos años no se conocían, ya que los avances neurocientíficos han sido muy recientes.
Cada vez más gente va a optar por estas terapias, ya que nuestro estilo de vida nos lleva a tener que lidiar con más estrés, dificultades y con problemáticas más complejas. Se hace muy duro para una persona estar años y años en terapia sin acabar de sentir que ha mejorado su situación o que aquella fobia o tristeza aún le paraliza.
Estas terapias nos están enseñando el poder sanador que tiene nuestro propio cerebro y nuestro propio cuerpo. Este es el principio de una revolución, la revolución de las Neurociencias.
Referencia original:
Cozolino, L. (2010). The neuroscience of psychotherapy: Healing the social brain. WW Norton & Company.
Organización Mundial de la Salud,. (2017). Centro de prensa. Recuperado el 15 de febrero de 2017 de: http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2013/trauma_mental_health_20130806/es/
Shapiro, F. E. (2002). EMDR as an integrative psychotherapy approach: Experts of diverse orientations explore the paradigm prism. American Psychological Association.
Stickgold, R. (2002). EMDR: A putative neurobiological mechanism of action. Journal of clinical psychology, 58(1), 61-75.
Wilson, S. A., Becker, L. A., & Tinker, R. H. (1995). Eye movement desensitization and reprocessing (EMDR) treatment for psychologically traumatized individuals. Journal of consulting and clinical psychology, 63(6), 928.
Autores:
Ana Farré y Oriol Lugo son psicólogos, expertos en Terapias Neurocientíficas. Además son investigadores en la facultad de Psicología de la Universidad Ramon Llull – Blanquerna. Son co-directores del OWL INSTITUTE, centro pionero en España en el trabajo y estudio de las Terapias Neurocientíficas.
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