¿Alguna vez te has preguntado acerca de tus pensamientos?
¿Sobre lo que piensas o sobre lo que crees?
Estas cuestiones no son habituales. No nos preguntamos acerca de estos elementos.
Normalmente pasamos la gran mayor parte del tiempo en “piloto automático”. Al igual que un coche autónomo sin conductor puede llevarnos a cualquier destino, nuestro cuerpo y mente suelen funcionar de la misma manera.
Nos levantamos a la misma hora, nos duchamos, desayunamos, y salimos hacia el trabajo, sólo para terminar volviendo a casa y repetir las mismas acciones con pocos cambios.
¿Te resulta familiar?
Esto se debe a que tu cuerpo, para ahorrar energía, automatiza muchos comportamientos. Es la mejor forma para poder preservarte en vida. Pero no siempre es la mejor forma.
Por esto, es interesante de vez en cuando pararse a reflexionar sobre nuestros pensamientos.
Se dice que la gran mayoría de pensamientos son casi iguales o muy parecidos a los que tuvimos el día anterior. Esto significa que no hemos tenido mucho margen de cambio y de mejora.
Pero además, la gran mayoría de pensamientos que albergamos a lo largo de la jornada, acostumbran a ser negativos. Con tales pronósticos se hace difícil poder realizar cambios y transformaciones.
Nosotros recomendamos poner el freno de mano y analizar tales pensamientos y creencias. Sólo así nos daremos cuenta sobre sí lo que estamos pensando nos ayuda o no para mejorar nuestras vidas.
¿Qué son los marcos mentales?
Cuando observamos detenidamente nuestros pensamientos, descubrimos posiciones, orientaciones o maneras de ver la vida que son más o menos adaptativas. Esto serían los marcos mentales, estructuras de pensamientos que crean nuestra realidad.
Por ejemplo, si vamos a una entrevista de faena y continuamente estamos pensando en que no nos van a seleccionar. Este marco mental, está creando una realidad: te estás poniendo nervioso, tu rostro muestra inseguridad, tu voz es temblorosa… Y finalmente, acabamos proyectando una imagen de falta de confianza en nosotros/as mismos/as.
Es por esta razón que es muy importante aprender a reconocer nuestros marcos mentales, nuestra forma de pensar, para así cambiarlos.
Sólo con papel y lápiz podremos detectarlos, y a partir de aquí decidir si queremos seguir dándoles fuerza o no a tales pensamientos.
De ti depende que puedas cambiar tu manera de pensar.
Obviamente, es un ejercicio que no es fácil, pero uno/a se puede entrenar para llegar a dominarlo.
Si dedicas un pequeño espacio al día a anotar tus pensamientos y creencias, entonces podrás empezar a elegir de qué otras maneras quieres llegar a pensar.
Porque puedes pensar que hoy puede ser un buen día o puede ser un mal día. No es cuestión de magia, es cuestión de cambiar tus marcos mentales.