Cuando somos pequeños/as vivimos en una auténtica burbuja, libres de toda clase de responsabilidades. Esta etapa de nuestras vidas, que en la actualidad se está alargando en algunas familias, hace que las personas no asuman un rol de protagonistas.
Estamos generando entre todos/as, a nivel social, una generación de “adultos-niños”, es decir, personas con cuerpos de adultos, pero con mentalidades más infantiles.
Este concepto no es nuevo, ya que expertos como el geriatra Domingo Ruiz, expresan que la juventud se está alargando más allá de los 30 años. Este hecho nos lleva a considerar y a tratar a toda una generación de adultos como si fueran más pequeños/as de lo que realmente son.
Y este trato más infantil a esta generación puede causar en algunas personas miedos, falta de compromiso, falta de responsabilidad, dificultades para planificar su futuro, tendencias pasivas o con una inclinación a la procrastinación.
Obviamente, es un concepto que no atañe a todos los/las jóvenes, pero sí que a nivel global puede existir una tendencia.
Luego tenemos también el síndrome de “Peter Pan”, que el psicólogo Dan Kiley definió como aquel conjunto de rasgos que hacen que una persona no quiera o no pueda dejar su rol como hijo/a (infante) para pasar a ser padre/madre (adulto).
Normalmente son perfiles de personas que están estancados en un estadio de sus vidas y que en muchos casos sienten pánico a abandonar esta fase.
Está bien que mantengamos un lado infantil en nuestras vidas, el problema reside cuando para mantener esta faceta renunciamos a todo lo que conlleva la adultez como serían la asunción de responsabilidades, la gestión de nuestra autonomía, el cuidado de los demás, la falta de implicación a nivel social o comunitario…
Las etapas de la vida nos permiten poder sacar el máximo provecho de cada una de ellas. Cuando nos quedamos estancados/as o cuando no hemos completado un estadio es cuando surgen la gran mayoría de los problemas.
Es por esta razón que hemos de ser conscientes que si tenemos miedo a tomar las riendas de nuestras vidas puede deberse a dos principales causas:
– Porque no disponemos quizás de un entorno lo suficientemente seguro.
– O, por el contrario, hemos vivido en una burbuja de complacencia en todos los sentidos.
La solución consiste en darse cuenta de cuál es el tipo de vida que queremos vivir y realizar un paso valiente para empezar a caminar hacia nuestra libertad.
Libertad y responsabilidad van muy ligadas, y tal como expresaba Erich Fromm en su obra “El miedo a la libertad”. El autor comenta que la libertad positiva es una parte del proceso natural de maduración de un niño/a, de aquí a que tantos jóvenes y adultos estén recluidos en su propio miedo. Un miedo que puede convertirse en una cárcel que en algunos casos puede disponer de todas las comodidades.
Si sientes que ha llegado el momento aprovecha para asumir aquellos aspectos de los que sí podrías hacerte responsable. Progresivamente lograrás superar tus miedos.
Oriol Lugo
Psicólogo y Coach
Experto en Terapias Neurocientíficas
Co-director de OWL INSTITUTE. Institut Psicològic