Esta obra del amigo Lauren Sangall es un gran elogio a la reflexión y la curiosidad: reflexión sobre lo que creemos que sabemos acerca de la vida y curiosidad porque nos descubre elementos que seguro que te van a sorprender.
Con una mezcla de conceptos que van desde la Psicología, la Filosofía, pasando por la cultura musical y literaria, nos traslada a un mundo familiar, pero a la vez pendiente de redescubrirse.
Para leer este libro debes abrir tu mente y permitirte el lujo de poder tener tiempo para ti y para la lectura. Es algo que cuesta hoy en día, viviendo en un mundo tan ajetreado como en el que nos ha tocado vivir. Aun así, en esta obra descubriremos que podemos hacer estas pausas y que siempre tenemos el margen para poder pararnos. Es más, este libro podría ser un elogio a tomarse las cosas con calma, y a rebajar el grado de seriedad con la que a veces nos anclamos.
Lauren describe muchos aspectos de la vida que habitualmente se nos pasan por alto. Vivimos con algunos de estos aspectos a diario, pero no siempre les prestamos la atención que realmente se merecen.
Por ejemplo, todos tenemos claro que preferimos el placer al dolor. Pero cuantas veces nos centramos más en los problemas o en los dramas. El hecho de elegir cambiar nuestro enfoque ya supone una gran transformación, aunque en el libro ya remarca que no es una tarea fácil. Podemos vivir en un culebrón donde continuamente hay problemas y conflictos o empezar a plantearnos alternativas.
También se expone nuestra falsa creencia con el control. Muchas veces nos centramos en tenerlo todo atado y bien atado. Y que sorpresa nos llevamos cuando descubrimos que realmente el grado que tenemos de control en la vida es minúsculo. Esto nos puede llevar a una desesperación, pero Lauren les da un sentido positivo y motivador a estas cuestiones.
Además, hay un espacio donde se invita al lector a tener presente sus fantasmas. Cuando hablamos de aquellas emociones, experiencias dolorosas o heridas emocionales que todos/as compartimos, son como si se trataran de seres fantasmagóricos. Están bien presentes en nuestras vidas, y de alguna manera buscan también el manifestarse y transmitirnos un mensaje. De nosotros/as depende en qué grado queremos prestarles atención. A través de este libro podemos también dedicarnos un tiempo y un espacio a mirar nuestras vidas desde los ojos de un espectador/a. Y acto seguido aprender más sobre quiénes somos.
Todos los temas que Lauren comparte son una mezcla de experiencias personales de sus distintas etapas vitales, así como de situaciones reales con su trabajo psicoterapéutico. Esto nos permite a los lectores/as poder sentirnos identificados/as ya que son momentos vitales a los que todos/as no podemos haber encontrado en algún momento.
En definitiva, un libro que te hará replantearte muchos aspectos sobre tu realidad. Y todo esto sin caer en las nuevas modas o tendencias “New Age” que vuelven a estar bien presentes en este nuevo siglo. No hay curas milagrosas, todo es parte de un proceso. Y está claro que el camino o recorrido que nos plantea Lauren es un camino de subidas y bajadas, pero así es la vida. Quizás su franqueza y lenguaje directo nos ayude a poder entender más sobre cuestiones del día a día, y planteándonos la mejora y el cambio como algo que tenemos que ir creando a diario.
Un libro que guarda en su interior grandes verdades, pero sólo apto para aquellos/as valientes que quieran buscar en sus profundidades. También hay un gran secreto que aquí no vamos a revelar, pero tiene que ver con su título. Si aceptas el reto, al final te verás recompensado/a con su gran moraleja.
Personalmente me quedo con un pasaje que me ha hecho redescubrir lo mágico que es la vida y como la gran mayoría de veces se nos pasa por alto:
Y es que cuando por las noches de invierno me acurruco entre las sábanas y las mantas, puedo reconocer que ese placer sigue siendo gratis… Igual que en verano celebro que me resulte gratis ir a la playa…
Sigue siendo gratis, en cualquier época del año, el pasear por el campo… el ir al bosque… el buscar setas… el subir una montaña… lanzar guijarros a un río…
Aún me puedo permitir circular en bicicleta… No me cobran nada por mirar las olas como baten contra las rocas… ni por contemplar el mar… Ni por admirar el amanecer… ni las puestas de sol… Puedo recrearme cuanto guste en el intenso carmesí del cielo crepuscular… degustar los atardeceres… escuchar las campanas… y dejar que se me pierda la vista en la lontananza…
A pesar de las crisis… puedo sentarme en un banco del parque a ver cómo juegan los niños… y permitir que las palomas merodeen a mi rededor. Puedo oír el canto de los pájaros y aspirar la aroma del romero… y del tomillo… y de lavanda… Puedo recolectar espárragos trigueros… piñas… zarzamoras… o flores silvestres… Puedo buscar conchas marinas por la orilla del mar… juguetear con la arena… coleccionar piedras raras… Incluso, con algo de cuidado, todavía puedo subirme un poco a los árboles…
¡Las crisis no pueden quitarme que me tumbe al sol…! ¡No pueden impedirme que toque la guitarra… que corra descalzo por el césped, que me suba a un columpio cuando no haya nadie… que explore senderos… que me extravíe por caminos rurales… que baile bajo la lluvia…!
Tampoco tengo que pagar nada por recitar poesía… ni por imaginar… Y también puedo contemplar a la gente… sin obligarme a hacer ningún tipo de juicio… Tan solo observar… embobado… el trasiego del mundo… ¡No me cobran por ello! ¡Y también es gratis escuchar música! Actualmente, se puede escuchar canciones, prácticamente, gratis… “…en los mapas me pierdo… en las carreteras duermo…” ¡Sí, Manolito…! ¡Yo también hago pájaros de barro… y los echo a volar…!
Cuando el mundo aprieta… es hora de darse cuenta, más que nunca, de que poder caminar con tus propios pies es una maravilla… ¡Y es gratis! ¡Que salir a ver la luna llena es una maravilla… y es gratis! ¡Que quedarse enmudecido bajo un cielo estrellado, en las noches de verano… es una maravilla… y es gratis! ¡Que dejarse embeber por el silencio… es una maravilla…! ¡Y ES GRATIS!
Un libro sobre las reflexiones básicas que nos aguarda la vida, y que nos invita a bailar bajo la lluvia, disfrutando de cada instante.