No, no se trata de elegir qué plato queremos para cenar, sino que elegiríamos ser en la metáfora que os explicamos a continuación. Así pues, contextualizamos un poco el porqué de esta pregunta:

Todos hemos experimentado alguna vez, en un contexto u otro, algo con la que hemos estado en desacuerdo, que no nos ha gustado o hemos pensado que aquello lo quisiéramos de otra manera. Ante esto, y siempre procurando hacerlo de una manera asertiva, las personas podemos hacer una crítica sobre eso que no nos parece bien. Estas críticas pueden ser hacia una persona, una cosa o también hacia una situación, y también nos encontramos que hay dos maneras de hacerlo o tipos: Críticas Constructivas y Críticas Destructivas.

Las constructivas son aquel tipo de críticas que hacemos para mejorar e intentar ayudar a cambiar esa persona o situación, y lo procuramos hacer de una manera asertiva; buscando cambiar lo que no aprobamos, pero siendo respetuosos con el otro. En cambio, las destructivas son aquellas críticas que se hacen de manera totalmente gratuita, sin intención de ayudar a mejorar y sólo por el hecho de hacer daño o hurgar.

Seguro que todos lo hemos experimentado más de una vez, tanto de críticas «buenas» (constructivas) como de «malas» (destructivas). Pero recibirlas puede hacer daño a nivel emocional y es importante saber gestionarlo correctamente.

¿Qué podemos hacer para no sentirnos mal cuando recibimos una crítica? ¿Qué podemos hacer cuando una persona de esas que dicen que son muy sinceras, nos «regala» alguna de sus «verdades devastadoras»?

Cuando recibimos este tipo de comentarios o críticas sobre algún aspecto de nosotros mismos, lo acostumbramos a recibir como un jarro de agua fría. Es aquí cuando volvemos a formular la pregunta: ¿pollo o pato?

¿Para qué esta elección?

A los pollos cuando les cae agua encima se quedan mojados, sorprendidos, confusos, paralizados, enfadados o deprimidos. En definitiva, incapaces de reaccionar de una forma adecuada.

En cambio, los patos se sacuden el agua rápidamente, y siguen nadando como si no pasas nada, porque el agua forma parte de su medio natural, al igual que las críticas forman parte de nuestro día a día.

Por lo tanto, ¿qué decidimos ser? ¿Un pato o un pollo? Indudablemente la primera, ¡un pato!

Es importante que entendamos que ante las críticas hemos de aprender a regular nuestra reacción y no responder como si fuera un ataque. Para ello, nos pueden ayudar mucho 3 elementos: nuestra respiración, nuestra calma y nuestra aceptación de la frustración.

Respirar nos ayuda a no utilizar la primera reacción que nos venga a la mente, que puede ser mal gestionada o inadecuada. La calma nos ayuda a poder pensar en cuál es la mejor manera de responder a esa crítica. Y aceptar la frustración es necesario para entender que no todo es como nosotros queremos y que es necesario ser flexible con nuestro entorno.

Por todo ello, cuando nosotros mismos as nos volvamos a encontrar ante una situación en la que nos sentimos juzgados o criticados, es importante pensar en qué queremos hacer, reaccionar asustados, furiosos o confundidos, o sacudirnos esta crítica y aprender a convivir con ella. ¿Qué queremos ser? ¿Patos o pollos?

 

 

 

 

Víctor Carretero

Psicólogo

Experto en Terapias Neurocientíficas

Colaborador en OWL INSTITUTE. Institut Psicològic