¿Cuándo fue la última vez que fuiste al cine a ver una película de miedo?

Si eres fan de este género quizás no hace mucho. Fíjate, hay una gran diferencia entre el sentir miedo y el sentirlo a modo de elección. Esta última clase de miedo sería el que experimentamos cuando vamos a una sala de proyecciones de forma voluntaria y controlada.

¿Qué sentimos con el miedo?

Es muy importante este último término, el “control”, porque es lo que determina que, cuando estemos visionando la película no sólo lleguemos a sentir miedo sino también placer.

Cuando estamos en una situación controlada (como es el caso de una sala de cine), tenemos la capacidad de poder escapar o de salir de ese entorno. Por ejemplo, si estás viendo una película y es muy terrorífica puedes cerrar los ojos, taparte los oídos o simplemente salir de la sala.

Es un miedo al cual tú puedes llegar a controlar en todo momento. No es la misma clase de miedo que podemos llegar a experimentar en situaciones desconocidas o de posibles amenazas.

Cuando ves una película, tú sabes en todo momento que, aunque el monstruo o el asesino/a acabe devorando al grupo de campistas, a ti no te va a pasar nada. Esto lo que permite es que tu mente pueda alejarse de la vivencia y pueda llegar a sentir placer. Un placer que proviene de la adrenalina que se genera en tu cuerpo.

Al ir al cine estás escogiendo poder pasar unas dos horas de sustos porque ya sabes que está es la dinámica habitual de esta clase de películas. Es un momento donde ya estás mentalizado/a para vivir esta clase de experiencias.

Es por esta razón que puedes llegar a disfrutarlo. Por otro lado, las personas que no les gustan las películas de miedo, suelen ser individuos que al no llegar a disfrutar de estas experiencias lo que generan las imágenes y la música es un malestar en ellas.

Es por esta razón que, si no te gustan las películas de miedo, es importante no forzarte a verlas. Por mucho que tu entorno te invite, es importante que desistas. Ya que lo que hace que el miedo sea placentero, es la capacidad de elección y de control.

Así que, si quieres pasar miedo y divertirte a la vez, la clave consiste en vivir la experiencia lo más alejada de la realidad. A continuación, voy a darte algunas claves para poder experimentarlo.

¿Cómo experimentamos el miedo?

Por ejemplo, un truco consiste en imaginarte, durante la película, que son todo actores.

Al monstruo, que es alguien a quien han estado maquillando durante horas, los cámaras que no aparecen en la escena, pero que están por todas partes, los técnicos de sonido y de luces que también están justo al lado de la escena de rodaje.

Y si nada de esto no funciona, un último consejo es mirar a tu alrededor, para así volver a situar tu mente en el entorno inmediato, pudiendo así desconectarte de la experiencia de la película.

¡Qué disfrutes de la adrenalina del miedo!