Muchas veces tenemos dudas acerca de cómo nos sentimos, sobre nuestros comportamientos o sobre algunas de nuestras creencias o formas de ver las circunstancias de nuestro día a día. Cuando empezamos a distinguir y a descubrir más sobre nosotros/as mismos/as hay aspectos que nos desagradan y nos gustaría transformar. Es entonces que nos planteamos realizar un cambio. Cuando nos vemos más perdidos/as que nunca. Hemos de plantear acciones distintas, y no todas pueden ser efectuadas en solitario.

¿A quién recurro entonces?

Pues bien, la respuesta no siempre es tan sencilla como parece. Los profesionales que pueden orientarte y acompañarte en este proceso de cambio pueden ir en función del tipo de cambio que necesites y de tus propias circunstancias.

Pongamos, por ejemplo, el caso de un hombre, Rubén. Rubén acaba de romper con su pareja, Laura después de más de siete años de convivencia. Después de un tiempo de intensos conflictos y desavenencias, Laura le confesa que ya no está enamorada de él y quiere dejar la relación. Como la gran mayoría de duelos, Rubén sufre de tristeza, desanimo, falta de apetito, dificultades para dormir, problemas de concentración… Todos estos síntomas son los que podríamos encontrar en un duelo habitual.

En este caso, Rubén podría solicitar la ayuda de un/a psicoterapeuta, quien podría acompañarle en el proceso de duelo, de ir ganando consciencia sobre su malestar y su pesar e ir trabajando con herramientas para poder, a la vez, mejorar su autoestima, su motivación e ilusión.

Pero en algunas ocasiones, la situación es más intensa. Ya sea porque las mismas circunstancias de lo ocurrido generan más tensión, o por la historia vital de la persona. Quizás, Rubén había sufrido anteriormente un duelo por una ruptura anterior y, esta reciente separación con Laura, ha hecho que las heridas del pasado vuelvan a abrirse. También puede ocurrir que la persona tuviera unas expectativas concretas y con este conflicto, ha sufrido una crisis de sus valores.

Lo que sucede en estas situaciones es que la persona puede mostrar una sintomatología mucho más intensa. Por ejemplo, Rubén puede sufrir de llantos a diario, de total pérdida del apetito, insomnio, pensamientos desmotivadores sobre su vida o sobre sus relaciones…

Y como resultado, quizás, la psicoterapia no sea suficiente. Hace falta un apoyo farmacológico a través de un/a psiquiatra. Con la medicación se puede ayudar a que la persona pueda disponer de un soporte químico para que pueda ir recuperándose.

Pero es importante tener presente que la medicación por sí sola es un parche. Es necesario que también se acompañe de un proceso de psicoterapia. Si no, en este caso, Rubén podría estar años y años tomando antidepresivos o ansiolíticos, pero la herida de Laura seguiría aún vigente. Y en el momento de dejar la medicación, los síntomas volverían.

Hace falta poder resolver los conflictos y los problemas que realmente están atormentando a la persona. Los síntomas son sólo el indicador de que hay algo que no va bien. Si sólo confiamos en la medicación estaremos bloqueando o enmascarando los síntomas. Podemos marcar una gran diferencia si combinamos el trabajo de psicoterapeutas y psiquiatras.

Así que, una de las grandes diferencias sería el enfoque que cada uno de los profesionales toma delante de una persona. Los dos perfiles profesionales buscan la sanación y la mejora de la calidad de vida de la persona, pero desde vías distintas. Ambos caminos pueden unirse y combinarse.

También debemos especificar que, en algunos tipos de trastornos o enfermedades, el tratamiento farmacológico es imprescindible. Hay algunas situaciones donde el trabajo del psiquiatra ha de estar presente. Aun así, no podemos olvidar tampoco la presencia del/la profesional de la Psicología, el/la cual puede complementar toda una serie de facetas, que sólo con la medicación no podríamos llegar a cubrir.

Si tienes dudas sobre cuál es tu situación, puedes consultarnos para así asesorarte y guiarte en tu proceso de cambio, sanación o de transformación personal.

 

 

 

 

 

Ana Farré

Psicóloga y Psicoterapeuta

Experta en Terapias Neurocientíficas

Co-directora de OWL INSTITUTE. Institut Psicològic