Ahora que nos acercamos a las fechas navideñas es habitual entrar en la vorágine de las compras de regalos y presentes. Todos/as queremos demostrar nuestro amor o cariño hacia nuestros seres queridos y recibir también su aprecio.

Pero más allá de la reflexión sobre el consumismo y la reducción de las adquisiciones que se plantea año tras año, la propuesta de este artículo es ir más allá.

Cuando recibimos un regalo es una forma de aceptar algo que proviene de la otra persona. Pero, ¿qué ocurre cuando lo que nos ofrecen los demás, no consiste en algo material sino más bien en un elemento intangible? Un consejo, una “crítica, pero de buen rollo”, un juicio, una valoración, una orientación, un comentario “para mejorar”…

Muchas veces estos «regalos» que recibimos son obsequios con segundas intenciones. El propósito real no es tanto aportar valor a la otra parte, sino que sea una vía para satisfacer una necesidad del donante. Puede ser una forma de descargar frustraciones con uno mismo/a, una forma sutil de hacer cambiar al otro/a o un deseo no resuelto…

Existe una breve historia oriental que lo explica con mucha claridad:

Una vez un joven que había recibido ciertas críticas de sus compañeros se acercó a un anciano para preguntarle qué podía hacer con esos comentarios maliciosos. El sabio le respondió que cuando uno recibe un regalo que no es de su agrado, lo mejor es devolverlo. Si tú no lo recoges, entonces es el otro quien se lo acaba quedando.

Esto es algo que sucede cuando podemos recibir “buenas ideas” o “sugerencias” por parte de nuestro entorno. Si nosotros decidimos que eso no va con nosotros, simplemente podemos escuchar lo que nos dicen, pero devolver el “regalo”.

Al final nosotros somos los responsables de aceptar o no lo que las personas nos pueden ofrecer. No tenemos ningún deber de quedarnos con las palabras o recomendaciones que creemos que no nos son beneficiosas.

Es más, la gran mayoría de mensajes que recibimos de los demás dicen más de ellos/as que de nosotros. Al igual que los regalos materiales, estos son proyecciones de lo que la persona considera que nos puede llegar a agradar o convenir más, pero nunca serán exactamente lo que necesitamos o deseamos, ya que esto es algo muy personal e individual.

Esto también no quita que ante los comentarios o propuestas de mejora que sean sinceras y constructivas podamos recogerlas y hacer un buen uso.

Todo se basa en determinar qué aceptamos o no.

Y tú, ¿estás dispuesto/a a aceptar los regalos de tu entorno?

Si la respuesta es afirmativa, disfrútalos con plenitud.

Si la respuesta es negativa, simplemente devuélvelos mentalmente a quien te los ha lanzado.

Dr. Oriol Lugo
Co-director de OWL INSTITUTE. Institut Psicològic
Psicólogo y Coach
Experto en Terapias Neurocientíficas