Hoy te has levantado a la misma hora que ayer. A continuación, te has ido a desayunar, te has duchado, vestido, acicalado y has salido de casa para ir a trabajar. Probablemente has tomado el mismo camino de siempre para ir a tu oficina y te has encontrado con las mismas personas. Comes a la misma hora de siempre y posiblemente con las mismas personas. A la tarde realizas tus tareas comunes y te despides regresando por el mismo trayecto. Ya al anochecer cenas a una buena hora y dedicas tus minutos de ocio a tus actividades cotidianas. Te duermes a la misma hora, como es habitual.

Pero siguiendo el título de este artículo, si no fueras a hacer lo que vas a hacer hoy… ¿qué harías?

La gran mayoría de personas a las que he hecho esta pregunta suele pensar en vacaciones o tiempos de fiesta. Entonces vuelven sus miradas hacia atrás, a hace escasas semanas, cuando aún disfrutaban de su período de ocio veraniego.

¿Pero hay más alternativas que sólo las vacaciones?

Vivimos en automatismos y rutinas porque psicológicamente nos es más fácil de organizarnos. Pero a veces no nos damos cuenta que tenemos hábitos que nos hacen sentir como nos gustaría. Queremos una vida más sana, pero nos falta tiempo para dedicarnos a nuestra dieta o a nuestras pautas del gimnasio. Deseamos una mejor relación con nuestros hijos y amistades, pero no disponemos de horas libres, o estamos demasiado cansados. Nos gustaría poder aprender a cocinar, bailar o a hablar un nuevo idioma, pero luego no nos desenganchamos del móvil y el tiempo se agota.

Lo importante es que te hagas preguntas. Si no te cuestionas acerca de tu vida, probablemente tu vida seguirá igual.

Las personas no cambian porque sus vidas cambien. Aunque parezca mentira he visto y he conocido a gente que, aunque la vida misma le ha soltado una, dos o tres bofetadas en la cara, siguen impasibles. Realmente cambiamos porque nos damos cuenta que podemos hacerlo.

Si tu pudieras hacer un mínimo cambio en tu rutina, ¿cuál sería?

Fíjate, no me estoy refiriendo a un gran cambio. Sólo te pido una pequeña variación en tu horario. Por ejemplo, el hecho de levantarte 15 minutos antes para tener tiempo de desayunar correctamente. O poder salir antes de tu oficina para poder dar un paseo con tus hijos o hacer un refresco con tus amigos/as. ¿Qué tal el poder salir a correr un poco antes de que anochezca?

Todos estos cambios a la larga van a configurar un nuevo día a día. Hasta que llegue un punto en el que puedas responder de nuevo a la pregunta con nuevas acciones que te aporten mucha más satisfacción y felicidad. Porque no son las grandes cosas, sino los pequeños cambios positivos que repetimos a diario.

Respondiendo yo a la pregunta inicial: si no fueras a hacer lo que vas a hacer hoy… ¿qué harías?

Probablemente, diría que pasar más tiempo en la naturaleza. De esta manera me mentalizo y preparo para poder ir incorporando cada vez más este elemento en mi día a día.

¡Tú puedes cambiar tu día si te lo propones!

 

 

 

 

Oriol Lugo

Psicólogo y Coach

Experto en Terapias Neurocientíficas

Co-director de OWL INSTITUTE. Institut Psicològic