La ansiedad no deja de ser un aviso de nuestro cuerpo que nos alerta de que hay algo que no va bien. Si la reprimes, gana fuerza, pero si la escuchas y la entiendes, se calma. 

Es por eso que escribir puede ser una herramienta terapéutica muy potente. Sobre todo para dar espacio a aquellas preocupaciones que aparecen con mayor intensidad y que a veces van acompañadas de síntomas ansiosos (nerviosismo, fatiga, tensión muscular, etc.). 

Lo más natural que uno podría hacer ante continuos pensamientos agotadores, es intentar que paren. Y para que eso ocurra, se inicia una lucha contra ellos con la única finalidad de que se desvanezcan. Pero te propongo que, en vez de querer ahuyentar esas preocupaciones, te permitas explorar las emociones que estas te provocan. ¿Cómo? Escribiendo.

  1. Dedícale un tiempo determinado del día a examinar estas preocupaciones. Márcate un tiempo definido para ello (por ejemplo, 30 minutos) y no te excedas. Anota lo que te preocupa y cómo te sientes al respecto. Dale rienda suelta a la mente. 
  2. En ese momento, puedes aprovechar para ser objetivo respecto a las ideas que te vengan y cuestionar todo aquello que no te ayude.
  3. Si los pensamientos son muy persistentes y aparecen durante el día, escúchalos. Eso sí, recuérdate que les prestarás atención en el momento del día que hayas escogido para hacerlo. Ni antes, ni después, únicamente en ese momento. De esta forma pospondrás el momento para que la ansiedad no sea insoportable, pero no huirás de ella.
  4. ¿Qué hacer después? Nada. Cerrar la libreta o guardar la hoja que has usado para el ejercicio y dejar todos tus pensamientos allí. 
  5. Es importante que no juzgues tus ideas o emociones, esto provocaría el efecto contrario al deseado. ¿Recuerdas lo que te decía al empezar el artículo sobre querer reprimir la ansiedad?

Por último, es importante añadir que si quieres explorar con más detenimiento estos pensamientos para asegurarte una correcta gestión emocional y autoconocimiento, será adecuado hacerlo de la mano de un/a profesional.

Débora Carrasco
Psicóloga
Colaboradora en Owl Institute. Institut Psicològic