A. es directivo de una multinacional, el cual sufre un gran bloqueo cuando se dispone a hablar delante de los demás directivos/as de la compañía. Cada lunes por la mañana se reúnen a las diez para exponer los objetivos de la semana y compartir las visiones de los distintos departamentos. En el momento que A. tiene que exponer los datos de su área, empieza a sudar, las piernas le tiemblan y su voz se vuelve débil y frágil. Consigue articular parte de su discurso, no sin antes hacer algún que otro sorbo de agua mientras le tiembla la mano.

Lleva sufriendo de este miedo desde que tiene memoria. Ya en el colegio no le gustaba salir a la pizarra a hablar delante de su clase. Y en la universidad lo pasó muy mal en las exposiciones grupales. En el trabajo todo iba bien hasta que su coordinador se jubiló y le promocionaron para el cargo. Ahora tiene pendiente una gran conferencia donde se van a reunir también clientes y proveedores. Sólo el pensar en este evento le genera nauseas, mareos y fuertes migrañas.

Lo que le ocurría a A. es lo que se denomina una “somatización”, es decir, la tensión mental o emocional que siente la persona la acaba manifestando a través de unos síntomas físicos o corporales. Es una manera que encuentra el cuerpo y la mente de poder liberarse de la tensión y de poder superar aquello que le preocupa o le genera tensión. El problema recae en el hecho de que estos síntomas son muy molestos y a veces pueden causar grandes dolores y complicaciones en la persona. Además, A. empezó a tener muchas pesadillas donde se veía en ridículo en medio de la sala de actos.

Cuando empezamos a trabajar con A. teníamos una agenda concreta, donde existía una fecha final. Esto podía generar más tensión, pero con las Terapias Neurocientíficas, pudimos establecer un calendario de visitas para así liberar al máximo y con rapidez todas las tensiones pasadas, presentes y futuras.

El primer paso: una vez hicimos la entrevista, usamos la técnica del FLOTAR HACIA ATRÁS, la cual nos permitió descubrir todo el MAPA de recuerdos traumáticos que se vinculaban con las situaciones de hablar en público. Entre algunas de estas escenas, aparecieron los recuerdos de la infancia, del colegio, de cuando tenía que exponer trabajos o momentos donde sufrió de la burla de compañeros o profesores. Luego en el presente, surgieron vivencias de problemas con trabajos y proyectos. Y finalmente, aplicamos la técnica del FLOTAR HACIA DELANTE, que consiste en buscar más escenas del presente y del futuro (los famosos “y si”, como, por ejemplo: “y si todo va mal”, “y si es un fracaso”, …).

Una vez recopilamos todos los recuerdos de experiencias traumáticas, nos pusimos a liberar escena por escena. Entonces, fuimos primero al pasado y empezamos por los recuerdos de la infancia. Cuando accedíamos al recuerdo podíamos registrar las sensaciones físicas, las emociones y el grado de perturbación, para posteriormente aplicar las técnicas de reprocesamiento como el tapping, los sets o movimientos oculares rápidos y la música de estimulación bilateral, entre otras metodologías.

El resultado fue que A. se sintió muy liberado. En sus propias palabras, era como si todo aquello que me había causado tanto dolor y tanto miedo ahora quedaba como una película en blanco y negro. Lo que hicimos en sesión no fue borrar los recuerdos, sino liberar sus emociones y reinterpretarlos, desde una posición de calma, recursos y superación.

Llegó el día de la presentación y A. estaba nervioso, pero no entró en pánico. Sintió unos nervios adaptativos o preparatorios, y luego a los cinco minutos de empezar la conferencia se calmó. Cuando terminó, recibió una gran ovación de todo el público, pudiendo sentirse aliviado y descansado.

A. explica que no le gusta hablar en público y que las terapias no han hecho que se vuelva un apasionado de la oratoria. Para él su objetivo era poder cumplir con este día y que no sufriera en las próximas conferencias o exposiciones.

El cambio fue total y A. pudo tomarse las reuniones de los lunes de otra manera. Ahora sigue en la misma empresa, pero ya no tiembla ni sufre de tensiones cada vez que le proponen de dar una charla en público o de acudir a presentar resultados en alguna junta.

La capacidad de liberarse de los miedos se encuentra en la NEUROPLASTICIDAD de nuestro cerebro, que es la habilidad que todos/as tenemos de hacer adaptaciones en nuestro cerebro y en sus conexiones neuronales. El cambio está dentro de nosotros/as.

 

¿Te atreves?