Todos podemos recordar la película de Harry Potter donde su primo se queja porque solo le hicieron 36 regalos ese año, en lugar de los 37 del año anterior. Esta cómica situación que nos hace sonreír, puede convertirse en una verdadera pesadilla en muchos hogares cuando, como padres, no hemos gestionado bien. La solución radica en aprender realmente cómo dosificar y manejar los regalos que damos a nuestros hijos e hijas.
En primer lugar, podemos aplicar la regla de los regalos del 3+1. ¿En qué consiste? Podemos dividir los tipos de regalos en 3 bloques principales:
1. Regalos útiles: lo que realmente les puede hacer falta, como una nueva mochila, un nuevo estuche, ropa, calzado…
2. Regalos educativos o estimulantes: libros y cuentos, rompecabezas, juegos de mesa, trabajos manuales…
3. Regalos deseados: lo que buscan con más anhelo (teniendo en cuenta también la edad recomendada, el costo y la inversión).
El +1 se refiere a:
– Regalos para compartir o dar. Es relevante que los niños dispongan de regalos que sepan que serán para compartir o regalar a niños que puedan tener necesidades. De esta forma, los estaremos educando en los valores de compartir, ser solidarios, colaborar…
Otro aspecto importante es desmontar algunos de los principales mitos:
1. «Si no te portas bien, no tendrás regalos». El comportamiento no debe estar condicionado a los regalos que recibirán nuestros hijos. El problema de seguir con esta antigua cantinela es que creamos un vínculo de amor condicional: «te amo/aprecio (a través de regalos) según tu comportamiento». Un mensaje más adecuado es: te amo independientemente de lo que hagas. Esto no impide que haya límites o consecuencias por malos actos.
2. «Cuanto más regalos o más caros, mejor». La cantidad o el precio de los regalos pueden asociarse en una sociedad consumista con más afecto o amor, pero es lo contrario. La cantidad debe estar relacionada con la capacidad de procesar los regalos de nuestro hijo o hija. ¿Cuántas veces los niños abren regalos sin prestar atención al contenido?
3. «Hay regalos de niños y regalos de niñas». Debemos romper con los estereotipos de género. ¿Por qué no regalar una muñeca a un niño y una pelota a una niña? Al final, se trata de escuchar lo que quieren nuestros hijos e hijas y darles la oportunidad de jugar a lo que ellos quieran.
4. «El color azul es de los niños y el color rosa es de las niñas». Este punto está muy relacionado con el anterior. Hay familias que envuelven los regalos según el color de estos estereotipos. Es importante romper esquemas mentales del pasado.
5. «No deben participar activamente en los regalos». A medida que los niños y niñas crecen y son más conscientes de su realidad, es fundamental que también puedan participar en la preparación de los regalos. A partir de los 8 a 10 años, ya pueden saber quiénes son el Tió, Papá Noel o los Reyes Magos, por lo que hacerlos participar en la elaboración de los regalos puede ser una forma de que aprendan responsabilidad, dedicación y esfuerzo. Se aceptan regalos intangibles como masajes o colaboraciones diversas.
En definitiva, los regalos son una expresión de los valores que imperan en una familia específica. Si quieren promover la paz, no se regalarán objetos vinculados al ámbito bélico. Así que tengan en cuenta cómo quieren que crezcan sus hijos.
¡Felices fiestas!