En ocasiones los niños y niñas con autismo parecen enfadarse por cosas que, a nuestros ojos, no deberían tener mucha importancia. “¿Por qué hace una pataleta cuando tiene que ir al baño? ¿Cómo es que no quiere lavarse los dientes? ¿No está exagerando cada vez que dice que hace mucho ruido la lavadora?
Una de las características de los niños y niñas con autismo que se observan es tener una alta sensibilidad para los ruidos, las luces, el dolor, los picores…
Todos tenemos un límite físico de tolerancia a los estímulos. En las personas con autismo, se ha observado que suelen tener este límite, el umbral, más bajo, y notan mucho más los estímulos que les rodean. Además, se ha comprobado que el cerebro de las personas con autismo no se ajusta, no aprende a filtrar aquello que le puede molestar. Así, aunque parezca extraño, realmente las personas con autismo seguirán notando los ruidos y molestias como el primer día. Este fenómeno lo llamamos hipersensibilidad.
Debemos prestar mucha atención a las quejas, las huidas, y los berrinches de los niños y niñas con autismo. Es posible que tras su rechazo a hacer algo, haya una hipersensibilidad ante un objeto y que le provoque mucha ansiedad. Adaptar el entorno, por ejemplo cambiando aquello que le molesta por algo parecido, puede reducir su ansiedad.
Es importante consultar a un especialista para poder identificar estas hipersensibilidades y plantear estrategias de manejo adecuadas a su entorno.
Adrià Tàpia
Psicólogo General Sanitario
Col·laborador en OWL INSTITUTE. Institut Psicológic